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Oxmo Puccino – Roi sans Carrosse (2012)

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Oxmo Puccino – Roi sans Carrosse

(2012 – Cinq 7)

 

¿Me habláis realmente de un disco de rap? Esta podría ser la cuestión que aquellos que no están muy familiarizados con Oxmo podrían plantearse tras escuchar su último disco “Roi sans Carrosse”. Sin embargo, los que llevamos siguiendo su trayectoria desde que viera la luz aquel maravilloso “Opera Puccino” en 1998 hasta el día de hoy, interiorizamos otro tipo de pregunta y lo hacemos cada vez que nos plantamos ante un nuevo disco de Oxmo: ¿por dónde nos habrá salido esta vez el que se ganó con ese primer álbum el apodo del Biggie Francés? ¿Volverá a hacernos disfrutar de aquella faceta rapper de storyteller que nos enamoró cuando le llamábamos el Black Mafioso o bien, como acostumbra últimamente, se recreará más en su espíritu de “chanteur de la varieté” por el cual le bautizan como el Black Jacques Brel?

Lo más razonable era esperar una fusión entre ambas caras que, posiblemente, se decantara más por esta última, después de los pasos seguidos en su anterior largo “L’arme de Paix” que, por cierto, le valió un Victoires de la Musique. Este es el camino que poco a poco ha ido trabajando el mc parisino y que puede verse de forma clara siguiendo cronológicamente la evolución -especialmente en el sonido y la inclusión de estrofas cantadas- de sus seis discos. Evolución con la que ha expandido de tal manera las fronteras de su música que nos pone cada día más complicado definirla en este mundo lleno de etiquetas, haciéndonos imposible decidir si encasillarlo, por nostalgia, en el género del rap o asentarlo, definitivamente, en la canción francesa, todo esto sin olvidarnos de su genial paseo por el jazz en “Lipopette Bar” junto a The Jazzbastards.

Sea como sea, Roi sans Carrosse contiene muchos paralelismos con sus anteriores trabajos, empezando, sin ir más lejos, por el título. El rey sin carroza, el rey, que como podemos ver en la portada, se desplaza a pie. Conceptos, en cierta manera, contradictorios, algo de lo que está plagada la discografía de Oxmo. Recordad como se defendía en su anterior trabajo con un Arma de la Paz, o cómo nos pinchaba el alma con un Cactus Siberiano, y es que si algo ha caracterizado siempre a Oxmo ha sido su enriquecido lenguaje moviendo ficha tras ficha en un eterno juego de palabras.

Pero no es el título lo único que nos invade de recuerdos, el diseño de la portada lo hace también, con ese predominio del fondo blanco (rápidamente olvidó el Sr. Puccino la pasión del rojo en su ópera) obligándonos a pensar en aquella elegante cover de “Le Cactus de Siberie”, con un Oxmo siempre protagonista absoluto no sólo del contenido de sus discos, sino también de todas sus portadas, porque… ¿hay algo mejor para expresar lo que puedes encontrar en un disco que la figura de su propio autor?

Encontramos también una nota discordante entre tanta semejanza, y ésta es la duración del disco, bastante alejada de lo habitual. Sólo 32 minutos de Roi Sans Carrosse. Once temas que duran de media entre dos y tres minutos. ¿Corto o suficiente? Soy de la preferencia por trabajos cortos pero intensos, a trabajos de muchos tracks que suelen acabar abundando en relleno. Puede que a alguien le duela pagar lo mismo por menos minutos pero no necesitamos de tanto para tener un disco completo, y sino vayamos al ejemplo por antonomasia de obra maestra de corta duración: Illmatic. No intento comparar, ni mucho menos este disco de Oxmo con la ópera prima de Nas pero creo que los 32 minutos son suficientes para hablar de Roi Sans Carrosse como un disco muy rico en matices.

Puede que este dato tenga una buena razón de ser ya que, gran parte del disco fue compuesta por Oxmo durante una estancia en Brasil dónde aprendió a manejarse con la guitarra dando fruto a unos cuantos temas que trajo consigo en su maleta de vuelta a París donde decidió que no eran sólo canciones sueltas sino que podían unirse en forma de disco e, impulsado por sus ganas de sacarlos a la luz, terminó de completarlo con algunos temas más en un tiempo bastante breve, casi récord.

A pesar de la premisa inicial en la que situaba a Oxmo con pie y medio en la casilla de la chanson française, id con cuidado y no os equivoqueis, aún queda mucho del espíritu de rappeur en este gran mc, por eso me tomo como una auténtica declaración de intenciones la determinación de Oxmo al elegir Sucré Pimenté como primer single de Roi Sans Carrosse, sin duda el tema más rap del disco -con diferencia- que se podría resumir en egotrip puro y duro, dejando claro que posee la pluma más sofisticada del panorama “ils écrivent du soda, moi de whisky” aunque en este track la use para escribir rimas aparentemente más simples y poder reírse de los que osan compararse con él desde una posición nivelada:  “un couplet facile c’est que de la rime en -té.”

No se incluye en el disco pero existe un remix en el que Oxmo enfrenta a dos equipos, el Sucré y el Pimenté, formados por mc’s de lo más variopinto: Orelsan, Greg Frite, Busta Flex, Grodash, Youssoupha, Dabaaz, 3010 y 20syl.

 

 

Sucré Pimenté no es el único track donde reivindica con fuerza su lugar en el juego, en Le Gens de 72, se dirige, esta vez con una instrumental más rockera y con un tono claramente mofante, a todos aquellos detractores del rap actual que lo desprecian por no sonar como en los noventa: “Les règles du jeu, je leurs fais des entorses.” “Le rap c’était mieux avant quand ça chantait armé.”

Y si este par de temas sirven como reivindicación de su lado más puramente rapper pero sin trabajarse en exceso los textos, en Artiste se sirve de una letra excelente para callar las bocas de todos aquellos que no dan la importancia que se merece a la figura del artista, sin desperdiciar la ocasión para pegar aquí también algún tirito a los que le critican. Desde luego, se luce en este tema desprendiendo una técnica, ritmo y dominio del vocabulario que lo hacen digno de ser uno de los títulos más destacable del disco.

“Artiste c’est pas difficile, On essaie de faire un pull avec dix ficelles”

 

 

Aún así, no considero ninguno de estos tres temas como representativo de Roi sans Carrosse. De hecho, me pregunto si realmente existe uno que pudiera presentar como resumen del disco ya que Oxmo tiene el culo constantemente moviéndose entre distintos estilos. Sin ir más lejos, el título que precede a Artiste y que abre el disco, el introspectivo Le mal que je n’ai pas fait, es completamente distinto tanto instrumentalmente -mucho más pausado- como en la temática tratada (por supuesto nadie esperaba que en un disco de Oxmo encontráramos sólo ego). Lo cierto es que éste es un trabajo temáticamente muy rico que, a excepción de estos tres temas, se centra bastante en el comportamiento humano y los sentimientos, como sólo la mano de Oxmo sabe hacerlo. Un fantástico ejemplo lo encontramos en Parfois, donde Oxmo nos habla -y canta en el estribillo- sobre la libertad y la lucha histórica para conseguirla y mantenerla, demostrándonos que si algo no ha perdido el Sr. Puccino en estos más de 15 años -además de esa voz que lo hace único- es su aterradora capacidad de renovar y embellecer el lenguaje.

Así, puede hacer subir la temperatura de una manera sutil y elegante “desde los jardines donde florecen los secretos, lejos de aquellos dónde se prohíben los frutos” en La Danse couchée, acompañado de la sensual y femenina voz de Mai Lan, el único feat del disco (y posiblemente prescindible). De la misma manera que coge el termómetro sin piedad y lo tira por los suelos -aunque con humor- al narrar la pérdida del deseo sexual con la edad en Pas ce soir?

Del mismo modo, como en casi todos sus discos, hay un lugar para la vida y la muerte, así nos habla de la responsabilidad de ser padre (vida) sobre la instrumental más intimista del disco en Un an moins le quart (lo que viene siendo nueve meses). O nos acerca de la forma más triste a la muerte, relativizando la existencia en La vide en soi, un tema que nos despierta unos sentimientos parecidos a los que consiguió con aquel sublime L’Enfant Seul.

Mención aparte merece otro de los temas más impactantes del disco: Pam-Pa-Nam (un musical juego de sílabas usando el apodo por el que se conoce a París: Paname). Una oda a su amada ciudad, acompañado de guitarra y violín, en la que a través de cada uno de los versos, sin excepción, retrata con gran magia y, a la vez, realismo, la fría e íntima atmósfera que te envuelve al caminar por ella. Son muchas las canciones que a lo largo de la historia se han dedicado a la ciudad de la luz pero esta de Oxmo no dudo que resonará con fuerza en “la isla sin mar” que le vió crecer.

 

El disco concluye, como ya lo hiciera L’Amour est mort, con un título homónimo y completamente cantado sobre el lecho de cuerdas de un Prophet, que se inspira en un clásico y estándar de la samba brasileña: el Zé do caroço de Seu Jorge.

Muchas son las ocasiones en las que se debate por ahí si el rap es o no poesía, un tema que me repele bastante pero que recuperaría sólo para poder afirmar que uno de los pocos mc’s que realmente podrían ganarse el título de poeta es, sin duda alguna, el Sr. Oxmo Puccino, algo que demuestra una vez más -aún no estando en su mejor nivel, en mi humilde opinión- con este sobrio y reflexivo Roi Sans Carrosse, mediante el que además evidencia que, aunque al francés le encanta flirtear con géneros y géneros, nunca dejará que sus raíces raperas desaparezcan ni caigan en el olvido.

NOTA: El sábado tengo una cita con Oxmo en Barcelona, en la sala Barts. Y tú, ¿te lo vas a perder?

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