Texto e imágenes por Victoria Gee
Es increíble la cantidad de mensajes que se esconden tras las portadas de discos y en ocasiones, sólo nos quedamos con los aspectos técnicos o estéticos que podemos apreciar a simple vista. Pero, lo cierto es que no sólo contienen una estrategia publicitaria importante a través del primer impacto sino que son el reflejo de toda una sociedad, un movimiento, una cultura… Especialmente, es en la década de los setenta cuando se empieza a aprovechar las portadas como medio comunicativo. Los artistas se desprenden de la clásica portada de retrato tipo ‘carnet’ y comienzan a ir más allá. Si nos centramos en la música negra, la intencionalidad del mensaje es más que evidente. Y es que desde sus orígenes la música era el mayor medio por donde la cultura afroamericana expresaba sus valores, su forma de vida y su propia lucha.
En este caso, si nos centramos en las portadas de Ohio Players no se puede decir que hagan una clara denuncia social o política como lo hicieron Curtis Mayfield o James Brown (por decir algunos), pero sí pretendían recalcar a su manera el poder de una cultura frente a aquellos que se sentían superiores, mediante el culto al cuerpo negro femenino y por ende, a la figura femenina. La imagen predeterminada de las portadas de Ohio Players que ha pasado a la historia es la de “mujeres semidesnudas” en fotografías “subidas de tono” creadas para el impacto, pero, ¿qué hay más allá de eso?
El código de las portadas de Ohio Players se forma gracias a ciertas corrientes socio políticas precedentes como fueron la liberación sexual y la lucha por los derechos civiles de los sesenta. Fundamentalmente fue la liberación sexual la que trajo consigo la proliferación de cuerpos desnudos o parcialmente desnudos. Por otro lado, claras influencias del cine Blaxploitation y dos de sus máximas exponentes: Pam Grier y Tamara Dobson. Las mujeres representadas en las portadas de Ohio Players tienen mucho de ese personaje idealizado y ficticio femenino de las películas Blax, mujeres imperantes, luchadoras y con mucho de sexy. En la década de los setenta el movimiento por la igualdad de derechos había evolucionado hacia una corriente de autodeterminación y orgullo negro, por lo que las características físicas, la actitud y estética cobraron total importancia en el mensaje. Los rasgos faciales, el color de la piel o el peinado natural se habían convertido en el impulso perfecto para reivindicar la belleza de lo negro (The black is beautiful), y la reafirmación de una raza que en muchas ocasiones era considerada inferior. De alguna manera, las portadas ayudaban a que las personas de a pie se sintieran orgullosas de ‘su gente’ por medio de las artes gráficas e incluso decidieran imitar la forma de vestir, la pose o la actitud que se reunía en esos retratos, es decir, las portadas contribuían a crear una importante identificación. Algunas de ellas se convertían en iconos, ya sea por la escena que representaban o por la persona retratada. La imagen fue una herramienta perfecta para la representación de esa fisicidad como metáfora del poder negro.
Desde un punto de vista empresarial, no se puede olvidar que las portadas son el envoltorio de un trabajo, antes de entrar por los oídos tiene que atraer al oyente para ser vendido. Es evidente que la intención de Ohio Players era llamar la atención y francamente, para eso el tamaño importaba. Las portadas editadas en vinilo son mucho más impresionantes, dignas de ser enmarcadas, además de ofrecer una lista amplia de posibilidades para el equipo artístico. Por ejemplo, casi todas las portadas de Ohio Players eran desplegables. Claramente esto es un plus a la hora de vender y atraer al público, cosa que actualmente no ocurre con los CDs. ¿Cómo concebir el «Black Moses» (1971) en CD sin su mítico desplegable casi a tamaño real?. Está claro que el concepto artístico cambia por completo, ¿no?. Pero, dejando a un lado el análisis superficial que se pueda hacer de todo el artwork del grupo, detrás de cada fotografía se esconde un conjunto de símbolos culturales que han conseguido crear un lenguaje propio digno de estudio.
Para hacer este pequeño análisis más llevadero se puede dividir la discografía del grupo en dos grandes etapas, según sus grandes contratos discográficos con Westbound Record y Mercury. Las portadas de los dos primeros discos de Ohio Players («First Impressions» y «Observations In Time») se salen del modelo artístico que les caracteriza, sin embargo podemos apreciar que la portada de «Observation In Time» (1969) está diseñada a través de la técnica del stencil que aunque se aleje del “estilo Ohio” es muy propio de la época. Esta técnica se puede ver en portadas como «Back To The World» (1973) de Mayfield o «Gifted and Black» (1972) de Nina Simone, por citar algunas. Años más tarde otros artistas la retomarán y se crearán portadas como la de «The Tipping Point» (2004) de The Roots.
Sería a partir de su tercer álbum («Pain») donde comienza a crearse una homogeneidad en el mensaje visual del grupo. Desde 1972 hasta el ‘74, la banda pertenecía a Westbound Record, pero más tarde firmaría un contrato con Mercury e incluso cambiaría a algunos de sus miembros. Fue entonces cuando Junie Morrison abandonó el grupo y su lugar lo ocuparía el famoso teclista Billy Beck. Sin duda el cambio de discográfica no le sentó nada bien a Westbound. Especialmente, es en la portada de «Climax» (1974), donde la discográfica deja claro su desacuerdo con el nuevo contrato firmado, a través de una fotografía en la que se puede ver a una mujer apuñalando por la espalda al que parece ser su amante en la imagen, ¿casualidad? no lo creo. De hecho, el grupo no estaba muy de acuerdo con esta portada pero no tuvo más remedio que aceptarla.
En la primera etapa con Westbound el grupo cuenta en casi todas sus portadas con la imagen de la misma mujer. Pero, ¿quién era esa enigmática modelo? Se trataba de la transgresora Pat Evans, una de las primeras modelos negras en Estados Unidos. Harta de cargar con el prototipo de belleza blanca que imponía la industria a través del pelo liso, Evans decidió raparse como medida de protesta. Desde aquel entonces fotógrafos de todo el mundo estaban interesados en su imagen. Era el icono de la revolución negra en la moda además de un icono de belleza y feminidad. Por eso, no es de extrañar que Ohio la eligiera como el ejemplo ideal, el arquetipo de mujer afro para sus portadas, convirtiéndose así en el icono del grupo. No había nada imprevisto, todos los elementos formaban parte de un mismo mensaje perfectamente codificado. La modelo que a menudo era comparada con Grace Jones, lo tenía todo, un físico impresionante y una personalidad fuerte e influyente. Su primera aparición en las portadas de la banda fue en el álbum «Pain» (1972), más tarde en «Pleasure» (1972) y «Ecstasy» (1973). Pain, Pleasure y Ecstasy comparten una estética muy parecida entre sí. Está claro que la mujer es la protagonista y la que maneja la situación, mostrando una imagen de dominadora por encima del hombre, que aparece en un segundo lugar. Claramente esto no era más que una reseña de lo que estaba pasando en Estados Unidos. A principios de los setenta las activistas feministas estaban en pleno desarrollo y la figura de la mujer cada vez estaba cobrando más importancia en la sociedad. Entre el ‘73 y ‘78 se aprobaron nuevas propuestas como la de mayor libertad en la opción reproductiva, protección del salario mínimo para empleadas domésticas o la prohibición de la discriminación de las mujeres embarazadas en el mundo laboral. Además de eso, figuras importantes en la liberación afro como Angela Davis impulsaron cierto movimiento feminista entre la comunidad negra por el hecho de ser una activista política negra y mujer.
Uno de los elementos comunes en este trío de portadas es el uso de cadenas. Las cadenas no son un elemento precisamente casual. En 1971 Isaac Hayes ya apareció en el «Black Moses» con unas enormes cadenas a modo de collar y cinturón. Llevar cadenas es un símbolo que remite a la esclavitud negra expresada paradójicamente de una forma liberadora de la slave mentality imperante en el siglo XIX. Era una reivindicación de autosuficiencia, un modo de expresar que son esclavos de sus propios cuerpos y de nadie más. Sin embargo, en las primeras portadas de Ohio Players resulta más evidente el uso metafórico de las cadenas para expresar la idea anterior. Es destacable también la estética de cabeza totalmente rapada de la modelo, al compararla con El Moisés Negro. Fuera de la moda de su tiempo, crearon tendencia y fueron rebeldes. Y aunque el peinado afro brillaba por su ausencia, seguían siendo la personificación de un movimiento y una lucha. De nuevo, en 1976 vuelven con «RattleSnake» otra referencia a la feminidad mediante la iconografía de la serpiente. Pat Evans vuelve a ser la protagonista. Hay quien comenta que esta portada podría ser una reminiscencia de Adán y Eva. Si eso fuera así, la portada desmonta totalmente la concepción occidental de Adán y Eva que propone la religión católica. En un principio la culpable de caer en la tentación es Eva, no obstante, en esta fotografía la mujer no sólo es la que hipnotiza y domina a la serpiente (simbolizada como el mal o como la tentación según la Biblia) si no que se mantiene por encima de la figura masculina con una actitud totalmente contraria a la que se había pintado hasta entonces. La portada es toda una declaración feminista, eso sin contar con que, en este caso, los padres de la creación humana son negros. Lo que a simple vista puede parecer una portada de estilo arabesco, se convierte en la reivindicación de dos ideas revolucionarias para la época. La mujer ya no es la culpable del pecado original y además el inicio del ser humano se encuentra en raza negra. Es muy común que en las portadas de música negra haya signos que enfoquen de manera afrocentrista el origen de la civilización, especialmente en esta época, donde estaba en pleno desarrollo la búsqueda de una identidad cultural y social.
Fue en su segunda etapa con Mercury (1974-1978) cuando el grupo sacó las portadas más conocidas de su carrera. Las más provocativas y sexuales. Probablemente porque Mercury era una discográfica con más trayectoria y reconocimiento profesional. En este periodo, de alguna manera se deshicieron de la fuerte imagen feminista de la mujer para centrarse en la belleza del cuerpo femenino, llegando a ser calificadas como sexistas algunas de ellas. No hay más que observar la portada del primer álbum para Mercury: «Skin Tight» (1974), donde se pueden ver unas sugerentes piernas femeninas colocadas de forma estratégica. La siguiente fue la portada de «Fire» (1974), censurada incluso en España, en la que las connotaciones sexuales son indudables. A partir de ahí, Ohio Players prácticamente se acomoda en fotografiar a la modelo con vestuario y atrezzo relacionado al título del álbum. Un recurso no muy imaginativo pero que claramente atraía al público. Pero, ¿Qué hizo que el grupo perdiera esa fuerza racial y feminista? Como era de esperar, este cambio en el mensaje de las portadas algo tenía que ver con estado de la sociedad norteamericana y posiblemente uno de los motivos fuera el estancamiento del movimiento feminista a mediados de los ’70. Comenzaron a dividirse los feministas radicales y moderados, además ciertos sectores conservadores de la sociedad impidieron la ratificación de la Enmienda de Igualdad de Derechos (1923) durante diez largos años. Si alguien se encargó de ponerle nombre a este movimiento anti-feminista fue la activista política Phyllis Schlafly que llevó a cabo en 1977 a nivel nacional la mayor campaña contra la igualdad de derechos para ambos sexos.
Un año después de «Fire» sale al mercado el álbum de «Honey». La modelo de portada era nada más y nada menos que Ester Cordet, una de las chicas Playboy negras más famosa de la época. Sin duda Ohio Players se aseguraba de que el mensaje de provocación erótica fuera completo, de hecho, a veces parecían más portadas de Playboy que portadas de discos. Seguro que más de uno se habría comprado uno de aquellos plásticos sólo para poder colgar la portada en la pared de su cuarto. Con «Honey», pasó aquello de “da igual si hablan mal o bien, la cuestión es que hablen”. Y es que alrededor de la fotografía de portada, se creó una de las leyendas negras más interesantes y surrealistas de la historia de la música que en parte ayudó a Ohio Players a llegar al número uno con ese disco. Todo el bulo surgió a raíz de Love Rollercoaster uno de los temas del álbum en el que se podía escuchar en mitad de la canción lo que parece ser el grito de una mujer. Y como buena leyenda urbana tiene muchísimas versiones. Una de ellas atribuye el grito al sufrimiento de la modelo al intentar quitarse la miel del cuerpo tras la sesión de fotos, provocándole quemaduras y desgarros en la piel. Como si no fuera eso lo suficientemente retorcido, hay quien le da más cuerda al asunto y cuenta que el grito fue producido por la modelo al ser apuñalada por el manager de la banda que quiso deshacerse de ella porque se negaba a indemnizarla por los daños físicos presuntamente causados. Por supuesto, el grupo no declaró nada al respecto y dejó que esta historia tan macabra siguiera su curso porque le beneficiaba enormemente. Respecto al chillido, claramente no tenía que ver con ningún asesinato si no con el teclista del grupo Billy Beck y sus dotes musicales para el canto.
El siguiente álbum con Mercury fue «Contradiction» (1976) cuya portada contiene cierta simbología religiosa. Por origen bíblico la manzana roja siempre ha sido el icono de la tentación, la lujuria y lo prohibido… unas características que siendo Ohio Players le viene al pelo. Además no es de extrañar que el grupo haya querido proponer de nuevo la idea de una Eva negra, esta vez de una manera más sutil que en «RattleSnake» (todo hay que decirlo). En el mismo año de «Contradiction» lanzan «Gold» y un año más tarde «Angel». De nuevo se puede apreciar esa adoración por la anatomía femenina a través de un juego de luces y siluetas con poses casi imposibles e increíblemente sensuales. Se dice que en la portada de «Angel» hubo algún que otro retoque artificial en la iluminación para que quedara una imagen más artística y no se enseñara nada que lo catalogara de “explícito”. Normalmente las modelos que posaban para las portadas de Ohio Players solían taparse la parte del pezón en las fotografías pero si por algún casual se veía, se oscurecía y asunto resulto, en definitiva, una forma más de censura. Como en la contraportada de «Afrodisiac» (1973) de The Main Ingredient.
A partir de «Angel» las portadas parecen ir a peor, el grupo firma contratos con diferentes discográficas entre ellas Boardwalk Entertainment o Essential Music. Los cánones de belleza de los ochenta y los noventa se van imponiendo frente a la magia de los setenta y por lo tanto la forma de retrato cambia, además la crisis del petróleo hizo que el mensaje de orgullo de la comunidad afroamericana perdiera algo de fuerza. La sociedad no quería complicaciones ni penas, quería distracción y por supuesto la mejor forma de hacerlo era bailando. La moda Disco estaba en pleno apogeo y se evidenció en algunas de sus últimas portadas haciendo de lo superficial y lo estético una prioridad. En «Everybody Up» (1979) se puede observar un cambio en la forma de transmitir su espíritu Funk, no sólo por el artwork si no por las letras de sus canciones. Dejan a un lado las letras comprometidas con el pueblo norteamericano y cantan canciones más desenfadadas dedicadas al baile. En los últimos nueve discos de la banda apenas se distingue una portada realmente simbólica más allá de la provocación. Aunque claro, esto no deja de ser una apreciación personal. Lo que sí se puede asegurar es que Ohio Players combinó los ideales de la liberación sexual y el orgullo negro de su tiempo y los hizo suyos creando un estilo particular y característico. Tanto es así que ha servido de inspiración en la historia de la música para otros artistas y grupos, tanto de forma visual como musical. El estilo Ohio ha trascendido tanto que se refleja en portadas como «Is This It» (The Strokes) del 2001, por su estilo insinuante más que descarado de enseñar un detalle del cuerpo que aluda a la sexualidad, incluso con cierto componente sado del cuero (recordemos Pain, Pleasure, Ectasy). «Soul Survivor», 1998 (Pete Rock), «Breakwater», 1978 (Breakwater), «Chocolate Milk», 1976 (Chocolate Milk), «Everything I Do Gonna Be Funky», 1973 (O’Donel Levy) o «Machine», 1977 (Fania All Stars) son otras de las portadas que por ciertos aspectos técnicos de la imagen como el encuadre, la luz o el color, conmemoran el estilo del grupo. Y es que sin duda, el sonido sucio del Funk no hubiera sido lo mismo sin el universo visual de los de Ohio.
Muy interesante, en la portada de «Angel» dan mal rollito esos pechos sin pezón