Corre el año 1981, la «Golden Era» de los instrumentos electrónicos vive uno de sus mejores momentos con el lanzamiento por parte de Roland de una de las cajas de ritmo más famosas de la historia de la música: la Roland TR-808. La crítica especializada la tacha de obsoleta y la pone frente a frente contra una máquina lanzada dos años antes por el diseñador Roger Linn: la Linn LM-1.
El Dr. Linn cuajó a finales de los años 70 la revolucionaria idea de basar las cajas de ritmos en sistemas que se limitaran a cargar muestras de audio digitales frente a la ya clásica sintesis analógica. La Linn LM-1, basada en doce samples de 28Khz, consiguió un grado de realismo nunca visto antes en un instrumento electrónico, y pese a sus limitaciones y su alto precio (5000 $), músicos como Jean-Michel Jarre, Vangelis o Phil Collins la incluyeron en sus grabaciones.
Un año después, el Dr. Linn y su empresa Linn Electronics, vuelven a sacar al mercado otra máquina, esta vez apodada LinnDrum, muy parecida a su antecesora pero basada en samples de 35Khz e incluyendo cuantización, programación en tiempo real y un metrónomo. La LinnDrum no tuvo el éxito de su antecesora pese a ser la caja de ritmos más completa del momento.
Ya en 1984 Linn Electronics vuelve a coincidir con Roland en el lanzamiento de una caja de ritmos: la TR-909. Roland sorprendió a todo el mundo mezclando la técnica de modelado analógico con la carga de samples a un precio cuatro veces más bajo del de su competidora de la casa Linn. Todos los sonidos eran sintetizados analógicamente excepto los platillos, cuyo sonido provenia de muestras de 6 bits. Por otro lado el Dr. Linn presentaba su máquina más avanzada hasta el momento: la Linn 9000.
La Linn 9000 estableció estandards que a dia de hoy se siguen usando, fué la primera máquina en incluir pads sensibles a la velocidad, mezclador y una unidad de disquettes Floppy para cargar muestras externas de 8 bits. Además poseia un secuenciador de treinta y dos pistas MIDI (estándar de comunicación que Dave Smith consiguió asentar en el NAMM Show de 1983 al hacer sonar un Juno 60 a través de su Prophet 600). De las entrañas de esta máquina nacerá cuatro años más tarde uno de los iconos más célebres de la historia del rap.
La empresa japonesa Akai, que ya andaba experimentando en el mundo de los samplers con máquinas como el potente S900, propone al Dr. Linn trabajar conjuntamente en la creación de una nueva máquina basada en muestras, aprovechando las cualidades de la ya famosa Linn 9000 y las del S900. Linn, a sabiendas de que si se unia a Akai sus máquinas podrian llegar a más público, acepta el trato y comienza a trabajar en el diseño de una nueva máquina que se convertirá en la primera de toda una saga: la Akai MPC 60.
Las siglas MPC (Midi Production Center), que acabarían convirtiendose con el paso de los años en Music Production Center, ya mostraban la idea de abandonar el concepto de caja de ritmos como tal para pasar al de sampler todo en uno. Este concepto será clave en el éxito de esta máquina en el mundo del Hip-Hop, dado que la nueva MPC dotaba al músico de un flujo de trabajo con muestras muy dinámico y versátil.
¿Pero qué es lo que la hace una máquina tan especial?. Bueno empecemos por su diseño. Se abandonó por completo la estética alargada de las míticas cajas de ritmo basadas en secuenciadores por pasos y se optó por una estética que inspirara a un centro neurálgico del estudio. Cuenta con 16 pads sensibles a la velocidad ubicados a la izquierda, una botonera, ubicada a la derecha, con accesos a todos los aspectos de la máquina así como de transporte y una ruleta jog ubicada en el centro, de gran utilidad a la hora de navegar por las muestras. A la izquierda de los pads posee un fader para controlar el decay de los charles, el control pre y post-fader del mismo, un control de cambio de banco y otros dos controles de velocidad de los pads, para configurarlos en modo progresivo o de máxima velocidad (16 levels y Full Level). Por otro lado, la pantalla (bastante grande y con una buena cantidad de información), está situada sobre la botonera, en el lado contrario a los pads. Éste, es el detalle (junto con su precio) más criticado de la MPC 60, ya que los pads son el elemento central y creativo de la máquina, por lo que la pantalla debería estar en la misma línea de visión de los mismos. Esto se corrigió en los modelos posteriores, ubicando la pantalla a la izquierda en algunos y al centro en otros.
En las entrañas de la bestia encontramos un módulo de memoria RAM de 750Kbs que da para trece segundos de sampling, lo cual se puede ampliar al doble con una tarjeta EXM003. Soporta archivos estereo de 12 bits a 40Khz y su sistema de comunicación con el secuenciador es como no, MIDI. El secuenciador (muy famoso por su especial swing) da para noventa y nueve secuencias con una capacidad de sesenta mil notas. Este mismo secuenciador también se lanzó en el mismo año como una máquina aparte llamada Akai ASQ10. En el apartado de conexiones tiene ocho salidas independientes más una estéreo, una entrada de línea de alta fidelidad, un bus de envío y retorno para efectos, dos entradas MIDI para control externo y cuatro salidas MIDI para envío de datos. El lector de Floppys de hasta 720Kbs usa una conexión SCSI típica en la informática de la época, la cual ha hecho que hoy en día veamos multitud de modificaciones en modelos custom de esta MPC como lectores de tarjetas SD, discos duros o lectores de CD que emulan a través de un firmware especial la conexión de un Floppy, engañando a la máquina.
En el año 1991 se lanzó al mercado la versión II de la Akai MPC 60 con la inclusión de una nueva carcasa y una salida frontal para auriculares. Es conocida entre los amantes del mundo MPC por ser la máquina con menos posibilidades de customización estética aunque se pueden encontrar algunas joyas indagando por la red.
Con todas estas caracteristicas sumadas a la facilidad que otorga a la hora de grabar y manipular muestras provenientes del exterior (giradiscos, sintes, etc), la Akai MPC 60 se hizo muy popular entre Djs y Beatmakers de la escena de los años 90 como Dj Premier, Dj Shadow, Dj Toomp, Large Professor o No ID. No era una máquina barata, su precio de salida fue de 5000$ y no eran muchos los que podian permitírsela, aun así ganó mucha popularidad y se fue abriendo paso en los estudios poco a poco.
En 1996, Dj Shadow liberó su primer trabajo: «Entroducing», un impresionante collage musical en el que el Dj californiano mezcla decenas de muestras con la única ayuda de sus platos Technics, una Akai MPC 60 y un grabador de Super VHS Alesis ADAT, dando lugar al primer disco creado integramente en una MPC 60. Shadow volcaba las muestras de los Technics en la MPC 60 para montarlas y sacaba cada una de las ocho salidas de la máquina al grabador Alesis, obteniendo todo el resultado en una cinta Super VHS. Los 13 cortes que lo componen son ya historia viva de la música.
11 años más tarde, en 2007, el productor y mc Kanye West lanza su disco «Graduation». Gran parte de la co-producción de este disco recayó sobre las manos del antes mencionado Dj Toomp. El mítico productor de Atlanta volcó el audio de varias cajas de ritmo (entre ellas una TR-808) hacia una MPC 60 II. El objetivo, robar un poco del brillo característico que da el sonido analógico a estas máquinas y conseguir una mezcla coherente entre el sonido de Atlanta y el de New York . Esta técnica se aprecia particularmente bien en el tema Can’t Tell Me Nothing, donde la voz de Connie Mitchell se empasta sobre unos brass muy caracteristicos del sonido South del momento y una percusión analógica que, pese a tener un evidente recorte frecuencial medio-agudo en las cajas, se mantiene como corazón del tema gracias a la particular pegada de la MPC 60.
En la actualidad sigue siendo muy habitual ver una MPC 60 en estudios. Aunque los samplers de hoy en día son mucho más avanzados tanto en temas de almacenamiento como de software y la informática musical los va dejando poco a poco en segundo plano, la pegada y el sonido lo-fi que la MPC 60 imprime en las muestras de 12 bits sigue siendo inigualable. El tiempo ha hecho de ella una máquina de culto, y es que, aunque no se ha revalorizado respecto a su valor inicial como otras máquinas de la época, la MPC 60 es incuestionablemente un simbolo dentro de la cultura Hip-hop.
Genial Artículo…
me va a encantar esta sección!
Muy buen artículo, y sección!
Knowledge del bueno!!