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Crónica de Jay-Z. Magna Carta Holy Grail en Ámsterdam.

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A las siete y pico de la tarde ya hacía un rato que el sol se había puesto en la capital holandesa.  Mientras aparcaba mi bici en las inmediaciones del Ziggo Dome y del Ámsterdam Arena percibí que en ese momento había partido en el estadio. Esa familia cubierta de banderas del Ajax no parece venir a ver a Jigga, pensé. Así, los asistentes al concierto confluían con los aficionados más rezagados (el partido debía haber empezado por las ovaciones que se oían de fondo). Yo, a lo mío, me dirigí a la entrada más cercana.

Ya dentro del Ziggo Dome se notaba que no era cualquiera de los sitios de Madrid a los que acostumbro a acudir a conciertos. Azafatas en cada esquina, metros y metros de barra, puestos de comida pija, pantallas en las columnas con los últimos tweets de Mr. Carter… Resumiendo, todo a lo grande. Curioseé por el recinto hasta dar con mi sitio, fila 2 asiento 34. Iba llegando gente tanto a las pistas como a las gradas hasta prácticamente llenarlas, los técnicos de luces trepaban unas diminutas escalerillas hasta tomar el mando de unos focos que parecían sacados de Star Wars, de fondo sonaba un tema de “Yeezus”; meada de última hora y a esperar el momento.

Sin siquiera salir al escenario y con las luces apagadas, Jay-Z comenzó el show con la primera estrofa de F.U.T.W., track del disco que da nombre a la gira. Tras esto, el tema que sirvió de alfombra roja para que el de Brooklyn recorriese el escenario fue Higher, que rompió en U don’t know cuando el MC fue visible para todos; “Turn my music high, high, high”. El concierto empezaba fuerte y la gente estuvo animada desde el minuto 0. A partir de ahí, Hova ofrecería, como se esperaba, un directo dinámico en el que fue intercalando rapeos de MCHG, de sus discos anteriores y de colaboraciones con otros artistas.

Crown y On to the next one continuaron la fiesta. El público actuó como corista para la ocasión, Jigga ocupaba en solitario el espacio principal del escenario, mientras que el equipo de músicos (entre los que se encontraba el legendario Timbaland) se encontraba repartido en varias plataformas a la espalda de Jay-Z.

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En los siguientes minutos del concierto predominó el último disco. La voz de Justin Timberlake inundó la estancia y Jay se marcó el primer single: Holy Grail. A este le siguieron los fugaces FuckWithMeYouKnowIGotIt y Beach is better. Sin embargo, estos resultaron un aperitivo de uno de los instantes álgidos de la noche: la ejecución de 99 Problems. A estas alturas el público se encontraba en el fondo de los enormes bolsillos del magnate del rap.

El espectáculo subía de intensidad cuando, casi sin pausa entre párrafo y párrafo, el artista encadenó Picasso Baby, Dead presidents, Pound cake (su featuring en el último disco de Drake), No church in the wild y Tom Ford. Toda una montaña rusa sonora.

Seguro que, de los MCs que he visto en carne y hueso, este es el que más escenarios ha pisado de largo. Supongo que cuando llevas la ingente cantidad de conciertos a la espalda que Jigga lleva, estar bajo los focos se vuelve algo natural, al menos eso parecía. Cosas como animar al público, moverse de un lado para otro, enfatizar algún rapeo o marcarse un ligero bailoteo en el estribillo son un arte que domina a la perfección. Llenó el escenario de presencia él solo. Tal vez las expectativas que traes de casa y lo fácil que es ver un directo de Jay-Z en YouTube hacen difícil que ocurra algo tremendamente sorprendente, no obstante, se sigue estando ante una actuación impecable.

Hova abandonaba el escenario y nos dejaba tomar un respiro. Llegaba el momento en el que Timbaland acapararía las pantallas gigantes y la atención de todos. El productor combinó su beatboxing con diferentes ritmos y canciones. No obstante, no terminó su actuación personal sin antes dejarnos un adelanto del álbum que está preparando: “Textbook Timbo”.

Los trombones de Somewhereinamerica envolvieron la reaparición de Jay-Z. Llevaba una camiseta blanca con una cruz negra atravesando toda su espalda, gorra, vaqueros y botas negras. Por el camino ya se habían quedado otra camiseta y una chaqueta totalmente oscuras también; todo muy sencillo a excepción de la enorme cadena de oro del cuello, que resistió el directo de principio a fin. MCHG no sonaría más esa noche. Seguirían una serie de temas que harían crecer paulatinamente la euforia de los asistentes. Estos fueron Big Pimpim, Nigga What Nigga Who, Dirt off your shoulder, I just wanna love U y Niggas in Paris. Al llegar este último la pista se convirtió en un verdadero hervidero de cabezas y brazos, sobre todo cuando Hova pidió que se abriesen varios círculos para hacer moshpit.

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El MC se re-presentó a todos con Public Service Announcement, cuyo beat (como otros tantos de los que se oyeron) parecía tirar abajo el edificio. Hubo tiempo para que realizase también Clique y Run this town. A pesar de todo, el momento más íntimo de la noche llegó después de Encore. La instrumental de Kanye West derivó en una especie de hilo musical con el que Jigga aprovecharía para acercarse a los allí asistentes. Un cámara acompañaría al artista y haría aparecer en las pantallas a las personas que saludase o con las que bromeara (sin bajarse del escenario). Jay-Z preguntó su nombre a una chica de la primera fila y cuando finalmente (solo tras alcanzarle el micro) entendió que era Floor, respondió “I named my daughter Blue, I mean, what the fuck?”. Personalmente nunca había visto esto en un concierto y me pareció una excelente forma de darle algo más de cercanía a una actuación de esta escala, props por la idea.

“You’ve shown so much love in your home, I think it’s only right if I take you to… my home” decía Shawn tras presentar a los músicos que le acompañaban; acto seguido empezaba a sonar Empire State of Mind, con el correspondiente estribillo en “MP3”. Hubo unos cuantos de estos, pero, ¿Qué más podíamos pedir?

En la recta final se tocaron los himnos Izzo y Hard knock life. Aun así, el cierre lo puso Young Forever. Los móviles y los mecheros encendidos en el aire arrojaban una impresionante vista del Ziggo Dome. Un ambiente idóneo para acabar el espectáculo.

Abandonando el edificio a muchos nos quedaba un largo paseo en bici hasta casa. En ese rato recorrí las imágenes del concierto mentalmente y me pregunté cuándo volvería a ver a Jay-Z. Pensé que, seguramente y por desgracia, tendría que volver a cruzar los Pirineos para ello.

Texto por Itsma. Fotografías extraídas del Facebook de Ziggo Dome.

2 comentarios en «Crónica de Jay-Z. Magna Carta Holy Grail en Ámsterdam.»

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