Si alguien ha conseguido condensar en imágenes la magia del jazz en directo es Herman Leonard. Autor de algunas de las imágenes más icónicas del género Leonard capturó a todos los grandes actuando en los mejores locales de Nueva York y supo transmitir en sus imágenes el ambiente oscuro y cargado de clubs como el Copacabana o el Cotton Club. Aprovechando la serie de Jazz Voyages que Dasar comenzó esta semana sobre Duke Ellington es un buen momento para viajar a los años 50 y rendir homenaje a uno de los fotógrafos mas importantes del jazz.
La pasión de Herman Leonard por el jazz y la fotografía surgen de forma paralela en su adolescencia. Hijo de grandes aficionados al jazz Leonard comienza a intersarse por la fotografía en el instituto gracias a una cámara que le regaló su hermano. Una vez terminada la escuela decide estudiar fotografía en la universas de Ohio, donde Yousuf Karsh se interesó por el y lo convirtió en su asistente. De él Leonard adquiriría parte de sus conocimientos sobre luz y revelado, y tendría la posibilidad de fotografiar a celebridades como Einstein, Truman o Clark Gable. De Karsh se lleva un consejo que se convertirá en una de sus seña de identidad: «retrata la verdad, pero siempre desde la belleza»
A finales de los 40 Leonard se establece en Nueva York, donde comienza a fotografiar los clubs de Broadway, la calle 52 y Harlem . Lo que en un principio nace como una excusa para acceder gratis a los mejores locales de la ciudad poco a poco va tomando importancia y sus fotografías pasan a ilustra los carteles que anuncian las actuaciones de grandes como Duke Ellington, Charlie Parker, Ella Fitzgerald o Stan Getz. Leonard va ganándose la confianza de los artistas y las salas lo que le permite «entrar hasta la cocina» y mostrar también todo aquello que ocurre tras el telón, retratando a los músicos en un ambiente mucho mas relajado.
Las fotografíasde Leonard respiran antro de jazz por los cuatro costados: siluetas de los músicos dibujándose sobre el fondo negro, ambientes oscuros y poco iluminados, humo, contraluces…. El fotógrafo supo capturar en imágenes toda la magia del directo. Para ello Lenoard solía trabajar con su equipo de iluminación de estudio, situando los flashes en el mismo lugar que los focos del local lo que le permitía mantener la esencia y la iluminación del momento pero a la vez obtener una luz de gran calidad y trabajar a sensibilidades mas bajas.
En 1956 Marlon Brando se interesa por él y lo contrata como fotógrafo oficial para su viaje por Asia. Después llegaría el salto a los grandes medios como Life, Esquire o Playboy pero el jazz siguió siendo siempre la gran pasión de Leonard. Tanto es así que tras el viaje con Brando se traslada a la capital europea del jazz, París, donde se convierte en el fotógrafo oficial del sello Barclay Record. Desde la ciudad francesa Leonard continua capturando a todos los grandes del jazz en sus viajes a Europa mientras se adentra en el mundo de la fotografía de moda trabajando para firmas como Chanel, Dior o Y ves St. Laurent. Pese a ser un sector totalmente distinto Leonard mantiene sus señas de identidad: composiciones sencillas con un gran manejo de la luz.
Tras una estancia de 8 años en Ibiza Leonard decide volver a los Estados Unidos, en este caso a Nueva Orleans, la cuna del jazz. Leonard se impregna del ambiente de la ciudad y con sus cerca de 80 años continua fotografiando la escena local. En el año 2005 el huracán Katrina destruye su estudio y cuarto oscuro, dañando parte de su archivo y obligando a Leonard a mudarse temporalmente. La dolorosa vuelta a casa y el proceso de restauración de su archivo fue documentado por el director Leslie Woodhead en el documental «Saving Jazz» . Pese a sus mas de 80 años Leonard continua fotografiando a diario hasta su muerte el 14 de agosto de 2010.
Su obra es una influencia directa en muchos fotógrafos posteriores como por ejemplo Francis Wolff (del que hablaremos algún día) , autor de las fotografías del mítico sello Blue Note y muchos grandes artistas de jazz lo consideran el mejor fotógrafo del género. Para Quincy Jones «escribió la Biblia de la fotografía de jazz» y para Duke Ellington la fotografía de Leonard era como su música: «elegante, refinada y atenta a los mas pequeños detalles»
La verdad es que son la polla eh.
Increíble la limpieza de las fotos, qué estética tan conseguida.
Muy guapo esto. Ya estoy buscando el «Saving Jazz» para curiosear.
Gracias! Si lo encuentras online compartelo por aquí y actualizo el artículo!
Genial el artículo. Decir, como apunte, que, por si interesa para cuando se hable de Francis Wolff, hay por ahí un documental sobre Blue Note, en el que se centran bastante en su figura. Se llama Blue Note – A story of modern jazz. Un saludo.
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