Del 2º Encuentro de Coleccionistas de Vinilos de Música Negra que se celebró en el Restaurante Gula Gula durante el desarrollo del festival Madrid Es Negro, me traje esta joya en formato 7”. Me gustaría poder decir algo sobre la formación, quién toca cada instrumento y demás, pero la única información que encontré relacionada con el grupo se reduce a las notas que hay debajo de cada corte en este artículo, la misma información que venía en la galleta. No obstante, se deduce del nombre de los compositores que son europeos, por lo que el nombre del grupo, Afrikanders, les viene al pelo, entiendo que como reivindicación. Resumiendo para los más vagos, los afrikáners o afrikanders son criollos nacidos en Sudáfrica (principalmente), que tuvieron una participación bastante activa en el desarrollo del apartheid, de hecho, esta palabra en idioma afrikaner significa «segregación». Del desarrollo del grupo poco más se sabe, no he encontrado más referencias al respecto, de dónde vinieron, o a dónde fueron, pero deduzco que fue algo así como la unión de varios artistas y compositores que querían hacer un trabajo conceptual corto, o quién sabe si largo, pero que finalmente se quedó en un single.
Afrikanders – Afrika / Tamba
(1975 – RCA Victor)
SIDE A: Africa
(Ward, Pallavicini, Losito, Cutugnio)
Después de tiempo escuchando este corte y sentir dolor y esperanza, he llegado a la conclusión de que se queda a medio camino, o quizá más, consigue posicionarse en ambos extremos en el mismo tiempo interrelacionándolos. La guitarra y la cadencia simple de la batería (amo esos golpes de charles) te hipnotizan en el primer compás, poco menos de lo que tarda la voz de «Africa» en introducirte la plegaria. Es un corte para seguirlo, para que te lleve de viaje por el corazón del continente desde lo más simple a la complejidad y la diversidad de formas y visiones representadas en esa adición progresiva de instrumentos, como si esas primeras voces que te transportan por África fueran ganando adeptos cada instante. El segundo estribillo parece que quiere separar, es más complejo que la introducción, tiene más elementos, aunque no se si de sufrimiento o de fe. Rápidamente, lo aclara el metal roto, el llanto de La Colonización, o más bien de los colonizados y aniquilados, lo que le añade una nueva magnitud (de nuevo esa dualidad) ya que recordemos, los afrikanders eran criollos de colonizadores. Acaba ahogado, hasta que el protagonismo se le concede al elemento más brillante de la composición y que hasta ahora había acompañado tímidamente desde poco después de empezar el viaje. El piano eléctrico empieza a volar sobre el llanto añadiéndole un tono brillante distinto a los demás, y sin perder la melancolía se lleva África en el fade out.
SIDE B: Tamba
(Jess Kinegan, Festinesi)
La traducción de tamba en Uganda suele ser «curación» o «salvación». Y lo sientes desde el groove del comienzo, hasta las voces, que siendo positivos podrían ser el eco de las que lloraban en la otra cara, ¿dualidad de nuevo? Afrikanders esta vez nos transportan de la melancolía de Africa a un jazz-funk (incluso con dejes latinos) que te cambia el ánimo. Esta vez no hay trompetas ni saxos soltando lágrimas, ni pianos melancólicos. Hay espacio para los timbales, los ritmos rompecaderas, las guitarras animadas y un solo de piano que te pone a bailar. Hay dos estructuras diferenciadas, una de vínculo y estructura más o menos fija y otra que da más libertad a los instrumentos rítmicos y melódicos. Hasta que se inventan una tercera para el cierre de nuevo con el espacio limitado del 7″ llevándose la música. Si por el otro lado lloraba África, parece ser que en Tamba lo que pretende es unirse con la música para resistir ante los ataques racistas. Parece un canto de ánimo a la sociedad negra, que unos años más tarde empezaría a sublevarse desde las escuelas de Soweto contra la opresión y discriminación del hombre blanco. Como comentaba antes no he visto más referencias del grupo, por lo que podría ser que se tratase de una capricho, de una obra suelta. De algo por lo que alzar la voz, de una historia más de esperanza de África.