Es difícil ser objetivo tras haber convivido de alguna forma con Olek durante el último mes. Probablemente si me hubieran preguntado a mediados de Octubre sobre la exposición hubiera dicho que sin verla terminada no me iba a gustar, que su técnica era puramente estética y efectista. Pero cambió.
Olek ha estado un mes en Sevilla, empapandose de su cultura y su folklore y eso se ve y se agradece en esta exposición. Fácil habría sido para ella, como para muchos otros artistas, el traer desde su estudio todas o el 90% de las piezas hechas, venir 1 semana antes y montarlo todo en una noche, pero probablemente entonces la exposición no me hubiera gustado, por falta de contenido y por lo anteriormente comentado, que fuera pura estética.
Creo que el intento de comprimir la idiosincrasia sevillana en 1 mes no le ha salido mal. Ha sido fácil irse a los toros o a la religión, pero el que estos temas hayan hecho saltar a voces como las de Antonio Burgos o Jesus Alvarez demuestra que una gran parte de Sevilla es eso, por muchas voces de modernidad que se lancen al aire en la capital andaluza.
Pero también ha sabido ver otras cosas dentro de este folklore típico, como la figura femenina del torero en los toros, que le da el subtitulo a la exposición, y que crea un discurso de la lucha de la imagen femenina con/contra la masculina dentro y fuera de la propia mujer.
Creo que esta exposición necesita reposo, la cantidad abrumadora de gente que había en la inauguración es una muestra de ello. Será una exposición a ver en Diciembre-Enero, antes de que la quiten, pero ya con el efecto Olek en la memoria, y la saturación dejada de lado nos ayudará a ver como una chica de Polonia vino 1 mes a Sevilla y haciendo croché retrató a la ciudad y a su misma persona de una forma divertida a la par que inteligente.
Para los que no tengan oportunidad de pasar por Sevilla podéis ver las imágenes de las obras en la página de la galería Delimbo.
