Nueva York, finales de los ochenta. Una calle de un barrio cualquiera en la que pasea un tipo que vuelve a casa de madrugada después de tomar algo. Alguien sale de la oscuridad con un arma que apunta directamente a su pecho: “Put your hands up! run the jewels!”. Una frase violenta e intimidatoria que poco a poco ganó popularidad en las calles, y que en 1990 LL Cool J se encargaba de reconvertir en clave de humor sobre un beat de Marley Marl en el corte Cheesy Rat Blues de su álbum “Mama Said Knock You Out” (Def Jam Recordings).
“Just throw your hands in the air, and wave ‘em like you just don’t care
-Keep ‘em there. Run the jewels, run the jewels, run the jewels”
Más de veinte años después, esa frase se ha convertido en el nombre de uno de los dúos que más popularidad tienen en la actualidad, y muy probablemente el primer dúo del rap que consigue que el público le financie un disco de remixes a base de maullidos: Run The Jewels (que para aquellos que anden algo perdidos es la combinación de dos personalidades tan enfermas, humorísticas, y peculiares como las de El-P y Killer Mike). Este mes de octubre vio la luz la secuela de su aclamado debut. El disco es la primera referencia de Mass Appeal Records, el sello independiente que el medio de mismo nombre y condición ha formado en colaboración con Nas, y que actualmente tiene programado el lanzamiento de trabajos de artistas como Boldy James, Fashawn, Bishop Nehru o el mismo Nasir. Precisamente por culpa de éste y el veinte aniversario de su estreno discográfico y obra cumbre “Illmatic” (echa un vistazo aquí a nuestro comentario sobre su documental), nos hemos visto obligados a echar la vista atrás hacía 1994 demasiadas veces en lo que va de año. Es curioso que cuando nuestra mente viaja a un punto concreto de la historia o del recuerdo, generalmente descarta gran parte de la información que hay de camino, como si de un viaje del Halcón Milenario se tratara: sólo vives la partida y la llegada, y el camino con todos los detalles que conciernen a la historia global suelen pasar desapercibidos. Repasando un poco la historia para escribir esta review y otros artículos que verán la luz en el futuro, mi mente asoció algo que todavía no había asumido dentro de mi timeline mental del rap. Poco antes de que Nas lanzara “Illmatic”, El-P publicaba junto a su grupo Company Flow (Mr.Len y Big Juss) un 12” llamado “Juvenile Technique” (Libra Records), y dos años después (1 a.d. de «Illmatic») grababan su primera maqueta “Funcrusher”, que más tarde sería revisada para su relanzamiento en el sello Rawkus como “Funcrusher Plus” en 1997. Los comienzos de sus carreras artísticas están tan próximos como distantes están sus creaciones y roles a día de hoy.
Nas era la gran promesa de esta música, y se ha convertido en un millonario del rap cuya carrera artística no ha sido para muchos lo magnífica que se podría esperar, en parte por quedar eclipsado por su deslumbrante talento veinteañero. Ahora se enfrenta por primera vez a los retos del mundo discográfico para, si todo sale bien, abrirse nuevos caminos en su condición de businessman del rap e intentar cerrar las bocas de aquellos que creen que todavía tiene algo que demostrar. Está bien, matizaremos, Mass Appeal Records no es su primera aventura discográfica, también fundó Ill Will Records en honor a su difunto amigo, pero aquello más que un sello discográfico al uso se podría entender como una maniobra para rascar a Columbia dolla’s que le pertenecían en concepto de ventas y derechos. Por otra parte, con una carrera mucho más en la sombra del negocio pero casi siempre en pleno ojo del huracán experimental, El Producto encuentra la forma de que se le siga teniendo como uno de los referentes actuales, y Run The Jewels tiene un papel fundamental en el hecho de que su nombre vuelva a estar en boca de casi todos. El ya ha pasado por la aventura de montar un sello (Definitive Jux); ya ha sido criticado hasta la saciedad por muchos puristas mientras escribía parte de la historia del rap independiente y experimental; y ahora, después de sobrevivir a todo ello, se dedica a bandarrear con Killer Mike haciendo audiciones a gatos y, en definitiva, disfrutando y divirtiéndose mientras hacen “R.A.P. Music”.
“That Sade, that Love Is King, that Coltrane, that Love Supreme
that Miles Davis, that Bitches Brew, that “biiiiiiatch” said by Play-Boy Too”
Sin ánimo de desprestigiar los trabajos anteriores de aquel chico que nos descubrieron OutKast y que se tiraba el día soñando con sexo, la energía que transmitió Killer Mike en «R.A.P. Music» (2012 – Williams Street) era sustancialmente diferente a la que desprendía en la parte anterior de su carrera. En sus grabaciones anteriores, el monstruo que juraba lealtad a la opresión contribuyó a consolidar la escena de Atlanta junto a sus padrinos Big Boi y Andre 3000, Goodie Mob, Organized Noise, Ludacris, o Arrested Development, y hasta ahí llego porque tampoco es mi especialidad. Pero bajo mi punto de vista fue la electrónica de ghettoblaster de El-P lo que le hizo sacar el auténtico monstruo que llevaba dentro, consiguiendo así comunicar con más fuerza y con una energía única ya que se movía dentro de unos registros que antes no había explorado en profundidad. Por otra parte, para El-P era un lujo contar con un mc con skills tan agresivos y que pudiera sacar tanto partido a la dureza de sus instrumentales. La manera única en que mimetizaron sus auras creativas en «R.A.P. Music» se podría considerar el embrión de Run The Jewels pero, ¿por qué empezó esta historia de amor duro?.
Deberíamos remontarnos al 2011, cuando Killer Mike lanzaba la tercera parte de sus “I Pledge Allegiance to the Grind”, titulada de forma más breve “Pl3dge”. Mike había trabajado en televisión doblando voces en algunas series de dibujos animados, ocupación que le sirvió para conocer a Jason DeMarco que también trabajaba en el negocio televisivo, concretamente en la productora Adult Swim. Dada su condición de amante de la música, aparte de su trabajo en televisión, Jason tenía un sello discográfico llamado Williams Street Records, filial de Warner Music. Jason habló con Killer Mike, y le propuso lanzar un disco en su sello con total libertad creativa, algo que según el mismo Mike no había tenido oportunidad de hacer anteriormente. Aparte de contar con productores de su confianza, Mike quería contar con algunos nuevos, y Jason le recomendó a varios conocidos, entre los que estaba Jaime Meline, aka El-P. Por cuestiones del destino o de la agenda, fue el primer productor con el que empezó a trabajar en el estudio y tan sólo una semana bastó para que Killer Mike decidiera que Jaime era el productor con el que quería trabajar todo el sonido del disco. Ya no hacían falta más productores. La comunión entre ambos se completó con la grabación de Tougher Colder Killer, el feat de Killer Mike y Despot (del que ya os hablamos por aquí) en el último disco en solitario de El-P, “Cancer 4 Cure” (Fat Possum Records).
Pero antes de meternos de lleno en el estreno de Run The Jewels (ya llegará el análisis de la secuela), falta una última pieza en el rompecabezas que, sin ser miembro oficial, se mantiene en la sombra (o en los segundos planos de los clips como en el de Run The Jewels) con un papel fundamental ayudando a dar forma y empaque a la enfermedad musicomental de El-P. Esa persona es el productor y multi-instrumentista de Brooklyn Torbit Schwartz aka Little Shalimar. La relación entre El-P y Shalimar la iniciaron los negocios, cuando Definitive Jux decidió publicar “The Flashing, The Fancing”, el segundo disco de Chin Chin, una banda de disco-funk que formaba Little Shalimar con Jeremy Williams y otro músico que seguramente también os sonará tanto a los seguidores de El-P, como a aquellos que habéis quemado ya la segunda parte de Run The Jewels: Wilder Zoby. Os lo presenta el mismo El-P.
En aquel grupo Shalimar se encargaba de cantar, tocar batería y percusiones, la guitarra y los sintetizadores, mientras que Zoby hacía lo propio con los teclados. Ambos han participado activamente en los últimos trabajos de El-P. Zoby desde “I’ll Sleep When You’re Dead” (2007 – Definitive Jux), y Shalimar especialmente en “Cancer 4 Cure” y en la actualidad. Es por eso que cada vez que hablemos de “la música de El-P”, debemos añadir mentalmente la nota “y Little Shalimar”, ya que citar a ambos textualmente de continuo podría ser molesto para la lectura.
Run The Jewels – Run The Jewels
(2013 – Fool’s Gold)
La primera impresión que nos da el disco al arrancar es similar a «¿cómo si no iba a empezar el corte de presentación de un proyecto entre El-P y Killer Mike?». A la cabeza se te vienen la crudeza y actitud del niño de la portada de «R.A.P. Music» filtrada con la abstracción de las portadas y la música de El-P, su peculiaridad oscuridad, y su esencia rompecuerpos tan original como las tres barras de Adidas. Si El-P y Killer Mike habían escogido Run The Jewels como nombre para ser el grupo más hardcore de la escena y que nadie les hiciera sombra, tenían que demostrarlo desde el primer momento y eso explica que un corte homónimo abra el trabajo. Lo hace in crescendo, como si pretendieran inspirar esa sensación de tensión y miedo antes de algo terrible se te vaya a venir encima… –Run, run…..Run. El beat entra de lleno tras el aviso con varias capas que desaparecen hasta quedarse la percusión y los graves para la entrada de El-P. Ambos entran en acción sobre el sonido de una guitarra que marca el ritmo y distintas capas que se van acumulando, como si representaran distintas cosas y elementos del a ciudad explotando o rompiéndose al paso de ambos. El-P prepara una película musical perfecta para que ambos vayan sembrando el pánico en la ciudad a su paso, entendida como símil de la escena.
«She clutched the pearls / said -What In the world!- / and «I won’t give up shit!» / I put the pistol on that poodle and I shot that bitch»
El estribillo sigue un poco la idea de esa tensión en silencio de la intro, con el nombre del grupo sonando de vez en cuando sobre un órgano y una guitarra, sin los sintetizadores, y con otra percusión distinta, hasta que lo cierra el órgano subiendo a unas notas más agudas.
«And the crowd chants «Get That Paper!» / and the mob says «kill that witch!» / This city get mad to the max, better wave bye-de bye to the high scrapes kids»
En el segundo párrafo siguen con su destrozo, aunque alternando sus estrofas con más frecuencia. Repiten estribillo, esta vez con el añadido de un sintetizador que es exactamente el mismo que aparece al final del opening y para cerrar introducen un par de nuevas capas de sintetizador que no habían aparecido antes y que parecen hacer la función de música de créditos, a falta de una escena con El-P y Killer Mike saliendo de la ciudad con las manos llenas de cadenas, el suelo lleno de cadáveres de raperos, los edificios hechos pedazos, y los autobuses y coches de policía volcados sobre la acera.
Más o menos eso es lo que vamos a encontrar mayoritariamente en esta primera parte de “Run The Jewels”. Cortes desenfadados, y por qué no decirlo, banales líricamente en gran parte el disco con salvedad de algunos cortes y barras sueltas. El-P y Killer Mike se muestran como esa clase de tipos duros a los que les falta un tornillo y que consiguen empatizar con todo el mundo. Aquellos que rescatan una sonrisa por cada bala que disparan y cruza un cráneo, o por cada persona que lanzan volando y se pierde en el horizonte. En lo musical, la crudeza se refleja en algunos detalles ya repasados del corte homónimo y en algunas estructuras comunes en varios temas: la forma de disparar voces como si fueran muestras –«Run-run-ru-ru-run Run The Jewels / «Yeah!» (Killer Mike’s voice) / «You know I, Get-get-get-get-get-get It» / «I get so high-igh-igh-igh-igh»; las muestras secuestradas de los ’80 a punta de pistola que tan del gusto de El-P han sido siempre, y que aquí usa para introducir 36′ Chain y Bannana Clipper (el feat de Big Boi); la forma de intercambiarse los párrafos en esta última, en Get It y en Twin Hype Back; la dureza suavizada por el estribillo de Until The Ribbon Breaks en la canción Job Well Done (con una rapeada brutal de Killer Mike); los juegos de batería y de la selección de las percusiones, además de la forma en que éstas dejan total libertad para que ambos mc’s puedan explayarse alternando cadencias… Todo está pensado, no para sonar duro, sino para sonar a lo más duro… pero botando, como se hacía en las primeras décadas del rap.
Si el proyecto nacía de una barra de la época temprana de LL Cool J, aquella en la que se enamoraron de la vibración única e inimitable del rap, y querían sonar hardcore, era imprescindible comunicarlo con la música y la actitud. Pero seguramente ambos sabían que para ser los nuevos tipos duros de la escena y tener todo el recognice no bastaba con vacilar y ponerse duros, porque hay gente que exige algo más allá: también hay que ser agresivo con el sistema y con el orden establecido. El corte que se podría considerar como revelador de esas intenciones es DDFH, acrónimo de Do Dope Fuck Hope. Una letra que nace de un conflicto que tuvo un conocido de Killer Mike con la policía que le dejó hospitalizado y una llamada de la madre del pequeño Mikey -My own mama called me, said -Baby, I’m just glad, / they ain’t put they hands on my child and kill his ass / please don’t rap about that shite ‘fore they murder your black ass; pasa por la idea de que es lo que sucede cuando no eres un negro rico de Forbes como Jigga o Puffy, y acaba siendo una declaración de intenciones: no hay esperanza, así que no vamos a ser lo que hay que ser para forrarte y que así el sistema te respete. No hay esperanza ni en el mundo ni en la industria, así que esto va de hacerlo bien, y la mejor forma que tenemos de hacerlo así es esta: siendo agresivos.
Aquellos que se prendaron de El-P con su versión más experimental e introspectiva pueden quedar mínimamente satisfechos: todavía queda algo del espíritu Def Jux (mejor reflejado en la segunda entrega). No es que se aprecie explícitamente en cortes concretos, sino que más bien se puede paladear en detalles. Principalmente se denota en los estribillos, en los que la música se modula y cambia la estructura sustancialmente, siendo el caso más claro Twin Hype Back. De un ritmo duro con esa forma peculiar de El-P de mezclar sintetizadores a modo de puzzle, en el que rapean intercalando los párrafos, se pasa a un colchón muy orgánico en comparación con el tema, e incluso con la dinámica general del disco. Un órgano y una guitarra calman el ritmo frenético que llevaba la canción, y sobre ese relax Prince Paul (bajo el alias Chest Rockwell) habla vacilando a una mujer que representa a los ¿tipos duros? del rap, reivindicando esa faceta de los más hardcore que quiere representar Run The Jewels.
Otros dos cortes se podrían acercar más a ese sonido: Sea Legs y A Christmas Fucking Miracle. En Sea Leags unos sinstetizadores se encargan de mecerte en algo que parece tranquilo mientras El-P habla de su condición de outsider nacido para la próxima generación. La última nota del acorde del sinte que llevaba la melodía va bajando de tono y entra otro ritmo distinto, más agresivo. Tras el estribillo, en el que una voz filtrada reza el nombre de la canción acompañando a Killer Mike (en el primero) y a El-P (en el segundo), hay un puente en el que El-P juega con distintos sintes al igual que al final, que acaba fusionándose con Job Well Done.
Pero si lo buscamos es introspección, A Christmas Fucking Miracle es sin duda el corte del trabajo que más se aleja de los impulsos violentos que te introducen el resto de canciones. Un sinte agudo es acompañado por un shaker a modo de villancico que se va apagando, y un redoble introduce el que fácilmente fuera el ritmo más simple del trabajo. Pero, ¿hace falta algo más que una batería contundente, un par de acordes emotivos con rapeos que estén a la altura, y unas barras llenas de sustancia? En este corte El-P habla de la inconveniencia de los consejos de aquellos que sólo quieren sacar lo válido de ti para llenar sus bolsillos, mientras reivindica la importancia de la riqueza interior y de la autoconfianza, aquella de la que carecía en “Cancer 4 Cure”.
«Don’t fret little man, don’t cry / They can never take the energy inside you were born with / Knowing that, understand you could never be por / you already won the war, you were born rich.»
Por su parte, Killer Mike dispara al sistema en varias barras -Into the wild, wildstyle ghetto child running wild / Where the lions and the owls stay […] Honor y’all? No way / Still spell America with the triple K- y cierra con una frase que sintetiza a la perfección la idea de que la música de Run The Jewels puede ligar con el gusto de cualquiera, porque al fin y al cabo es R.A.P. Music en el sentido más estricto. No atiende a clichés, ni a tendencias, ni a reconocimientos, ni a sonidos. Entiende de RAP, desde su chulería a su condición de música marginal.
“Real rap, my last line’s so true / Rest in peace to Pimp C and Camu too, we do it for you”.
Se podría considerar Run The Jewels como uno de los proyectos más prometedores que hay actualmente (o al menos para un servidor) aunque su presentación no consiguiera hacer las delicias de todo el mundo, algo que sí parece estar consiguiendo la segunda parte. No obstante, la definición del concepto es intachable y su personalidad única, a lo que hay que sumar una perfecta visión del negocio actual ya que los trabajos se colgaron para su descarga gratuita, y por el contrario las ediciones físicas se están cuidando al detalle. Próximamente, nos meteremos de lleno en el análisis de la segunda parte. Hasta entonces no paren de botar y tengan cuidado con sus joyas.
«Run The Jewels is not for your children»
Gran artículo sobre uno de los mejores grupos de rap del momento. He visto en directo a ambos por separado y son brutales, esperemos que en las fechas europeas que han anunciado para PRIMAVERA 2015 caigan por aquí…