“Hit you with the hurtful fuckin’ truth, like Sojourner”
En este verso escupido por Joey Bada$$ en Christ Conscious -uno de los mejores adelantos de su recientemente lanzado “B4.DA.$$”-que muchos hemos tenido en repeat sin parar, el joven mc de Brooklyn se marca un juego de palabras en el que hace referencia a la abolicionista Sojourner Truth. Pero ¿quién fue esta mujer?
“Ese hombre de allí dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, para cruzar las zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes. ¡Pero a mí nadie me ayuda con los carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! ¿Y acaso no soy yo una mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! He arado, plantado y cosechado, y ningún hombre podía superarme. ¿Y acaso no soy yo una mujer?”
Este extracto de un espontáneo discurso pronunciado en 1851 en la Convención Nacional de Derechos de la Mujer contiene, sin duda, las palabras de Sojourner Truth que más han influenciado el movimiento por los derechos de las mujeres negras. Más adelante reproduciremos el discurso al completo pero, antes, vamos a conocer más a fondo la vida de Sojourner puesto que fue mucho más que una figura del feminismo negro. Sojourner Truth se convirtió en un símbolo tanto por su lucha por la abolición de la esclavitud como por su ideología en favor de la igualdad.
Isabella Baumfree (su verdadero nombre) era hija de un esclavo capturado en Ghana. Puesto que los nacimientos de los hijos de los esclavos no se registraban, no se sabe la fecha exacta de su nacimiento pero se estima que fue en 1797. Tanto ella, como sus hermanos, fueron vendidos como esclavos a muy corta edad, teniendo hasta cinco dueños distintos.
A pesar de que el estado de Nueva York anunció que pretendía abolir la esclavitud en el año 1827, sus dueños no tenían ninguna intención de liberarla, por eso, Isabella huyó a Canadá hasta que pudo permitirse volver como una mujer libre ya que, ella y la única hija con la que pudo escapar, fueron compradas por los señores Van Wagener con el fin de liberarlas.
Al volver, consiguió recuperar a Peter, uno de sus hijos, que había sido comprado ilegalmente como esclavo por un terrateniente, convirtiéndose –sorprendentemente- en la primera mujer negra en ganar un juicio a un hombre blanco. No sería su primera victoria en los tribunales.
Una vez restablecida en Estados Unidos, eligió refugiarse en el camino de la fe, formando parte de una comunidad religiosa liderada por Elijah Pierson, quien fue asesinado por uno de sus discípulos. Isabella se vio salpicada por el escándalo y acusada de cómplice, además de ser señalada por otros miembros, que la acusaron de intentar envenenarlos. Contra todo pronóstico, volvió a dictarse sentencia a su favor en ambos casos.
Después de estos asuntos turbios, vuelve a mudarse a Nueva York y se dedica a trabajar en el servicio doméstico hasta 1843, cuando, tras una revelación espiritual, toma consciencia de que su misión real es predicar la palabra de Dios. Es entonces cuando cambia su nombre a Sojourner Truth, un nombre, desde luego, muy simbólico.
Sojourner viajó por todo el este de USA hasta que se unió a una comunidad que luchaba por la igualdad y la libertad, donde conoció a otras figuras clave del abolicionismo como Frederick Douglass. Esta fue su etapa más prolífica, en la que recorrió gran parte del país dando charlas contra la segregación. Como cualquiera que sufrió la esclavitud, no sabía leer ni escribir, sin embargo, tenía una voz potente, un gran ingenio y una figura portentosa, atributos mediante los que conseguía atraer a grandes multitudes en un momento en el que muy pocas mujeres hablaban en público y mucho menos las de su raza. Su relevancia fue tal, que incluso tuvo una reunión, en 1864, con el mismísimo Abraham Lincoln.
Durante su lucha conoció a muchas otras mujeres que también luchaban por sus derechos y se dio cuenta que el problema no estaba sólo en ser esclava, sino también en ser una mujer. Ser mujer y negra la convertía en una no-mujer, en un ser irrelevante, por lo que no era tenida en cuenta ni por el movimiento feminista de las mujeres blancas a las que solía recriminar su actitud. De hecho, fue la primera y única mujer negra que consiguió asistir a la Primera Convención Nacional de Derechos de la Mujer y dar voz a estas mujeres silenciadas.
Así, a través de sus discursos, Sojourner Truth exigía la abolición de la esclavitud, la igualdad, el derecho a votar de todas las mujeres, la reforma del sistema penitenciario y los derechos de los nuevos hombres libres. Se implicó, especialmente, en esto último ya que, muchos esclavos, al ser liberados, acudían a la capital en busca de empleo evidenciando cómo el estado no estaba preparado para tal avalancha. Ella presionó políticamente con un programa de distribución para que el gobierno les entregase tierras en otros estados y corrieran con los gastos del traslado, campaña que nunca pudo ver cumplida.
Su discurso más reputado y recordado fue, indudablemente, con el que abrimos este texto, pronunciado, como ya hemos dicho, en la Convención por los derechos de las mujeres en Akron, Ohio. Lo cierto es que no existe registro 100% fiel de éste pero, distintos testimonios fueron expresando sus impresiones en distintos libros o artículos hasta el punto de que uno de ellos lo transcribió tal como lo recordaba haciendo que se haya convertido en un texto clásico de la literatura de los derechos de la mujer. Podemos leerlo bajo estas líneas.
Indignada ante continuos comentarios sexistas de los hombres asistentes a la convención, quienes no se molestaban en disimular su convencimiento sobre la superioridad del hombre frente a la mujer, Sojourner no pudo contenerse y subió al estrado para transmitir su rabia, entre los aplausos de las demás asistentes, con este discurso espontáneo en el que demostraba que las debilidades naturales, que se le suponían a las mujeres, eran falsas y absurdas, reivindicando, a través de sus vivencias, la identidad como mujer que le estaba siendo negada.
“Ain’t I a Woman? (¿Acaso no soy una mujer?)» Sojourner Truth , 1851
“Bueno, niños. Donde hay tanto jaleo tiene que haber algo fuera de balance. Creo que con esa unión de negros del Sur y de mujeres del Norte, todos ellos hablando de derechos, los hombres blancos estarán en un aprieto bastante pronto. Pero ¿de qué están hablando todos aquí?
Ese hombre de allí dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, al cruzar las zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes. ¡Pero a mí nadie me ayuda con los carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! ¿Y acaso no soy yo una mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! He arado y plantado y cosechado, y ningún hombre podía superarme. ¿Y acaso no soy yo una mujer? (…) He tenido trece hijos, y los vi vender a casi todos como esclavos, y cuando lloraba con el dolor de una madre, ¡nadie, sino Jesús me escuchaba! ¿Y acaso no soy yo una mujer?
Ustedes hablan de esa cosa en la cabeza. ¿Cómo es que le dicen? (Intelecto, contestó una de las mujeres del público) ¡Eso es, cielo! INTELECTO. ¿Qué tiene que ver eso con los derechos de las mujeres o de los negros? Si mi copa no tiene espacio más que para una pinta, y la tuya para un cuarto de galón, ¿no es feo por tu parte no dejarme tener mi pequeña media medida llena?
Entonces ese hombre pequeño de negro allá, él dice que las mujeres no podemos tener tantos derechos como los hombres, ¡porque Cristo no era una mujer! ¿De dónde viene tu Cristo? ¿De dónde viene tu Cristo? ¡De Dios y de una mujer! El hombre no ha tenido nada que ver con Él.
Si la primera mujer que Dios hizo fue lo suficientemente fuerte para dar vuelta al mundo sola, estas mujeres juntas deben ser capaces de darle la vuelta al mundo en sí mismo ¡y ponerlo del lado correcto para arriba de nuevo! Y ahora que ellas piden hacerlo, ¡los hombres mejor las dejan!
Agradecida de que me hayan escuchado, ahora la vieja Sojourner no tiene nada más que decir.”
Sus palabras se convirtieron en un símbolo de la mujer afroamericana y continúan siendo un referente hoy en día. En 1850, la feminista Olive Gilbert publicó su biografía “The Narrative of Sojourner Truth. A northern slave” las ventas de la cual le permitieron ir sobreviviendo económicamente mientras continuaba su lucha. Una lucha que mantuvo durante toda su vida, hasta su muerte con casi 90 años.
Como curiosidad, al cumplirse el bicentenario de su nacimiento, la NASA anunció que el robot protagonista de la misión espacial Mars Pathfinder sería bautizada con el nombre de Sojourner, un bonito y justo reconocimiento a una mujer que dedicó su vida a intentar mejorar las condiciones de los afroestadounidenses y que perdurará eternamente como un símbolo para toda mujer.
“Los hombres han tenido a las mujeres como esclavas tanto tiempo que piensan que les pertenecen, igual que los esclavistas tenían esclavos y creían que eran de su propiedad.”
”El hombre de color ha conseguido sus derechos pero nadie se preocupa de las mujeres negras. Vaya, el hombre de color será dueño de la mujer y sencillamente estaremos tan mal como antes.”
Sojourner Truth.