Martes 1 de Diciembre de 2015 · 21:00h
Recinto: Sala La Riviera (Madrid)
Precio: Desde 39€
Fotografías por Roberto Herrero.
Tras más de diez años de aparente inactividad, el productor francés Ludovic Navarre, conocido mundialmente como St. Germain, nos sorprendía este año con la salida de un nuevo disco homónimo, veinte años después de que se estrenara con «Boulevard (The Complete Series)» (F Communications). El disco venía acompañado de su correspondiente tour, en el que Ludovic gira con parte de los músicos africanos que estuvo reclutando durante años para dar forma a este «St. Germain» publicado por Warner Music y Parlophone.
Las luces se apagaban, el escenario se llenaba de humo, y de en medio salía un sonido que parecía una guitarra, y que estilísticamente era muy parecido sólo que más pequeño y con dos mástiles: un ngoni. Poco después se le añadía el sonido de una especie de arpa africana llamado kora, y más tarde un saxo soprano, un bajo, una batería, un teclista y mientras el humo se dispersaba en la parte de atrás se dejaba ver una mesa enorme tras la que había tomado posición Ludovic.
Empezaron con ‘Sittin’ Here’, uno de los singles del nuevo disco, y tuvo que ser una pena para los que llegaran tarde que la siguiente canción fuera el histórico ‘Rose Rouge’, con el que la gente se volcó nada más escuchar la muestra acelerada de ‘Take Five’ que lo abre. No sé si la intención de que sonara tan pronto era animar al personal, o presentarle la dinámica que iba a tener cada una de las canciones. Mientras los loops principales se sucedían controlados por Ludovic desde la mesa, los instrumentistas que conformaban la banda hacían largas interpretaciones e improvisaciones. Tras unos seis minutos, en los que los músicos reversionaron el clásico desde un obvio punto de vista de la música étnica africana, volvió a sonar la muestra vocal de Marlena Shaw, y silencio.
Algunos de los instrumentistas, especialmente bajista, guitarrista y saxo, iban cambiando de instrumentos según iba avanzando el repaso a “St. Germain”. Eso aportó algo de dinamismo, pero quizá se hizo pesado el planteamiento de las canciones, que fue el mismo en todas. Interpretaciones de más de cinco minutos con la misma estructura con la que se conciben los temas de la electrónica de baile en un estudio introducción de los bucles, intervención de los músicos alternándose, y cierre con los bucles. En mi opinión ese fue el error, ya que esa estructura quizá sea más apropiada para el oyente de cascos y para el dj de cabina que puede jugar con las muestras, que para un directo. Estábamos disfrutando de buena música, pero faltó una chispa que no se supo encender entre la falta de virtuosismo a la hora de improvisar de unos músicos cuya carrera prácticamente acaba de empezar, la dirección no muy definida y en algún momento un poco despistada de Ludovic, y el planteamiento de las canciones que pudo ser excesivamente largo y con muy pocos cambios exceptuando la alternancia de los músicos. Al final buena parte del público únicamente reaccionaba cuando sonaban muestras reconocibles o cuando uno de los músicos entraba en estado de gracia (generalmente el guitarrista y el percusionista).
Entre las piezas del nuevo disco se intercalaron algunos de sus clásicos como ‘So Flute’, y tras un par de amagos de abandonar el escenario el gran ‘Sure Thing’ con el que cerraron el concierto. Mención especial merece la interpretación de ‘Real Blues’; el bis que hicieron de ‘Sittin’ Here’, que fácilmente pudo ser el momento con mayor conexión entre el público y los músicos; y un rato que tuvieron a dúo el teclista y el percusionista para introducir ‘Family Tree’, uno de los grandes secretos que esconde el nuevo disco.
En resumen, un buen concierto que por unas razones u otras relacionadas con lo que se esperaba de él, muchos de los asistentes no disfrutaron del todo. No obstante la propuesta es bastante interesante, aunque se notara que sólo llevaban rodando un mes. Quizá tengan algo más de suerte los asistentes que acudan a las fechas de 2016.