La madrugada del 3 de noviembre de 2002, José Martín aka Conejo (Los Ángeles, 1974), un pandillero chicano con skillz en el micrófono y rangos en la calle, se vio envuelto en un incidente que condicionaría sus próximos 14 años huyendo de la justicia estadounidense.
Esa noche de celebraciones cercanas a Halloween hay una fiesta en la zona oeste del sur de Los Ángeles. En un momento de la noche saltan las chispas. Según algunos testigos, unos miembros de los Harpys Gang se enzarzan en una pelea con el DJ que es interrumpida por Mario Gutiérrez, un buen samaritano en un principio que acaba sacando un arma y dispara al aire. Sin embargo, la masa saca a Mario fuera de la fiesta y es asesinado a balazos. La descripción de los testigos hace que la policía apunte como responsables del homicidio y ponga en busca y captura a dos miembros de los Harpys: Edgar Luna aka Looney y José Martín aka Conejo. Previamente, el 26 de febrero de 2002, Conejo acude a un concierto benéfico para todos los públicos en el Galaxy Concert Theatre para fomentar la paz entre la comunidad latina. En ese mismo show también actúan O.T.W. (Out The Wood), un combo formado por Steve ‘Cartoon’ Rivera y Lucky, miembros reconocidos de Inglewood Trece, una pandilla latina del barrio de Inglewood de Los Ángeles. Al poco rato de bajar del escenario, Steve ‘Cartoon’ Rivera es acribillado a tiros en el vestíbulo del teatro. Aunque por algún motivo no actuó, Conejo aparece entre el público en las imágenes de las cámaras que revisan los agentes de policía, atento al show con una sonrisa en la boca. Después del altercado en la house party la policía federal busca a Conejo por todas partes en su barrio, pero éste parece ser que en algún momento cruza en coche la frontera con México. La policía pone su foto bien centrada en el corcho de la oficina pero su pista se pierde durante 14 años.
Puedes darle al play a Ese killer from the West (Conejo mixtape), mezclada por Hardee Jay en la Crypta:
«MI HISTORIA EMPIEZA EN MI VARRIO CHINGÓN»
Conejo nació en L.A. y creció en el distrito de West Adams en South Los Ángeles. Es miembro de los West Side Harpys Gang, también conocidos como Varrio Harpys o Harpys 13, una histórica gang latina que opera en una cuadrícula entre Figueroa Street y Normandie Avenue, Washington Boulevard y Jefferson Boulevard. Conejo, también conocido como Rabbit, G-Rabbs, Conejo Trix o Young Trucos, es hijo de migrantes mexicanos llegados al área de Los Ángeles en los 70. Como dice y repite en sus letras, desde principios de los 90 ya estaba plenamente sumergido en la guerra de pandillas. Así lo explica en el extracto de una entrevista que sirve de skit para la mixtape:
«A lot of fools don’t know me, shit, I’m like OG on the scene and shit, I used to be all up in that fuckin’ like early 90’s doing gang teams and shit»
En 1990 Conejo tenía 16 años y estaba organizando escuadrones de asalto. No era un recadero más, su reputación en las calles le avalaba. En una entrevista con American Cholo cuenta que a finales de los 80 y primeros 90 su clica perdía unos diez homies de media al año en la guerra contra otras pandillas y la policía. El año 1991 fueron 17 sus camaradas caídos. Mientras todo eso sucedía, el comercio de crack estaba en su punto culmen causando estragos en todos los ghettos estadounidenses. Poco después tenían lugar los mayores disturbios de la ciudad de Los Ángeles tras el infame veredicto por la paliza de la policía a Rodney King. Conejo simplemente vivía el momento, afrontando el día a día como algo irremediable, repartiendo sus horas entre la música y regular las calles con su ganga.
Dentro de los West Side Harpys existen dos sub-sets: Wild Bunch y Dead End. A este último, que a menudo traduce literalmente al español, pertenece Conejo. («Conejo Trix, I’m from that Muerto Fin Gang, ese, all bitches rattle and I trust no man»). Sorprendentemente, ambas clicas tienen su origen en equipos de fútbol americano que tornaron en bandas, igual que muchos clubs de customización de automóviles, por ejemplo. Fusionadas, ambas fueron absorbidas por los Harpys originales, muchos de los cuales eran sus hermanos mayores. Dentro de la Dead End existen varias divisiones según la zona. A veces con un RIP delante, Conejo nombra las distintas cliques en sus letras calle por calle: 28th Street Dukes, 39th Street Tokers ó 27th Street Chicos Malos. Conejo pertenece a los 25th Street Tiny Locos y orgulloso lo representa en cada ocasión que surge. Como es habitual en la meca de las pandillas, debido a su largo arraigo en los vecindarios, muchos miembros forman parte desde temprana edad por invasión del contexto e incluso lazos de sangre previos, como es el caso de Conejo. La pandilla es tu familia. Literalmente. Desde su más pronta adolescencia ya estaba dentro de la ganga con ese compromiso de por vida. Lo resume con este pareado tan simple y contundente a la vez, formando una imagen que define una vida:
«Before I really knew it I was ridin’ with the rest,
my varrio on my back and my clica on my chest»
BASTARDS OF THE PARTY
Tras la Segunda Guerra Mundial y la consecuente necesidad de capital humano, el Congreso de Estados Unidos hizo ilegal la discriminación racial para optar a puestos de la industria, mucha de la cual se encontraba en South Los Ángeles. Esto disparó un enorme flujo migratorio de población negra hacia L.A., mucha procedente de los estados del sur que escapaba de las leyes de segregación Jim Crow. En los años 50 South Central se convirtió en una zona de población mayoritariamente afroamericana. Los blancos no podían evitar ya por ley que sus vecindarios fueran habitados por negros así que recurrieron al escándalo social y se apoyaron en la policía. El hostigamiento que la LAPD y los vecinos blancos practicaron contra la población afroamericana en South Central con el fin de mantenerla arrinconada devino en la formación de las primeras bandas que posteriormente darían lugar a los Crips y Bloods.
Sin embargo, entre medias hubo un breve inciso, una parada ante una bifurcación. La verdadera situación de desigualdad en South Central a pesar de la ficticia equidad en el plano legal, sumado al auge del Movimiento por los Derechos Civiles en todo el país, estalló en las revueltas de Watts en 1965. Durante seis días la población negra prendió fuego a todo y plantó cara al abuso policial. Los miembros de gangs ya establecidas entendieron que su odio podía ser útil si se dirigía y organizaba contra el verdadero enemigo. Muchos entraron al Black Panther Party y otras organizaciones de autodefensa negra creadas poco después de los Watts riots, que alumbraron la idea de la autodefensa en comunidad. Los miembros de gangs aportaron lo que conocían de su lucha y se impregnaron de las tesis revolucionarias. El enemigo estaba cada vez más definido en el punto de mira. Lo que pasó después no es ninguna teoría de la conspiración, está en los libros de historia y reconocido por sus perpetradores. John Edgar Hoover al frente del FBI decretó que los Panteras Negras eran una amenaza para la seguridad interna del país. La CIA y el FBI decidieron neutralizarlos a través del programa COINTELPRO, un conjunto de técnicas de guerra sucia para desmantelar las organizaciones americanas que resultaran molestas y subversivas al poder. COINTELPRO se utilizó contra aquellas que lucharan por la autodefensa afroamericana y también contra las feministas, los pacifistas contra la guerra de Vietnam o los grupos que luchaban por derechos de migrantes mexicanos como los Brown Berets. El resultado está a la vista de todos. En apenas cinco años hicieron un trabajo impecable para lo que se habían propuesto. Y, aún así, lo prolongaron. Enfrentaron a las distintas facciones de autodefensa afroamericana, sus líderes murieron asesinados en circunstancias sospechosas, los difamaron, los obligaron a exiliarse o los encarcelaron bajo montajes, desde Assata Shakur hasta Mumia Abu-Jamal. Entrados los 70 ya no quedaba en los barrios ningún atisbo de rebelión políticamente organizada contra la policía y el establishment blanco. La juventud afroamericana se quedó sin guía y ese vacío necesitaba ser llenado por alguien. Esa juventud buscó otros modelos y los encontró en el egocentrismo y el sálvese quien pueda del pimp, el hustler y, de nuevo, las gangs. Llegaron los peinados alisados y los distintos tipos de braids pero los afros pasaron definitivamente de moda. Cualquier sueño anterior de comunidad quedó hecho añicos.
Raymond Washington tenía 12 años durante los disturbios de Watts y pudo comprobar de forma directa según crecía todo lo que ahora podemos deducir con datos. En 1969 formó su propia banda: los Crips. En 1970 conoció a Stanley ‘Tookie’ Williams y decidieron unir fuerzas y repartirse con sus respectivos equipos el este y el oeste de South L.A. Adoptaron el color azul como bandera. Pronto los Crips, según adquirían poder, comenzaron a atacar a civiles y hacer incursiones en territorios donde ya existían otras pandillas aisladas y no aliadas con nadie. El cisma vino en 1972, después de un concierto de Curtis Mayfield, cuando el joven Robert Ballou Jr., un civil no afiliado a ninguna pandilla, fue asesinado al no entregar su chaqueta de cuero en un robo protagonizado por varios Crips. Algunas gangs, fundamentalmente los Piru Street Boys de Compton abandonaron la alianza Crip y buscaron refuerzos en otras pandillas, dando lugar a la alianza Blood con bandas como los Brims, los Denver Lanes o los Bishops. En contraposición a los Crips, escogieron el color rojo como distintivo. En 1979 Raymond Washington fue asesinado y Stanley ‘Tookie’ Williams mandado a prisión y posteriormente condenado a pena de muerte. Fue ejecutado en 2005 bajo el mandato de Arnold Schwarzenegger como Gobernador de California. La alianza Crip se había terminado y empezaba así una guerra fratricida con múltiples frentes que se ha dilatado medio siglo.
En su libro City of Quartz: Excavating the Future in Los Angeles, Mike Davis señala a los Crips y Bloods como los ‘bastards of the party’ (haciendo analogía entre la palabra ‘party’ como partido político y como fiesta), situándolos como los claros descendientes bastardos de organizaciones como el Black Panther Party que, tras aquel inciso de consciencia a finales de los 60, irrumpieron violentamente en la fiesta. Al ser eliminados los protagonistas de esa revuelta política en la comunidad negra a mediados de los 60, alguien tenía que ocupar el liderazgo. Y, por lo que sea, al FBI esta versión bastarda no le pareció un enemigo para la seguridad nacional.
California – y el resto de estados fronterizos con México: Arizona, Texas y New Mexico– tenían lógicamente una amplia comunidad de inmigrantes mexicanos y ciudadanos de ascendencia mexicana ya en los años 30. Igual que los afroamericanos, vivían en una clara desigualdad de condiciones respecto a la población blanca. Los mexicanos tenían además el hándicap de su situación irregular y el riesgo de deportación pendiendo sobre sí mismos.
Aunque no está del todo acordado el origen etimológico de la palabra, a las personas residentes en suelo estadounidense y de origen mexicano se les atribuyó el calificativo chicano o chicana. Según algunas teorías, chicano es una abreviatura deformada fonéticamente de mexicano. Según el investigador Philip D. Ortego, la palabra chicano provendría del idioma náhuatl, en el que los indígenas pronunciarían la palabra ‘mexica’ como ‘meshica‘. Lo importante para lo que nos atañe es que comenzó como un término peyorativo y más tarde, como a menudo ocurre en la historia, el propio colectivo se reapropió de la palabra. Los chicanos crearon un movimiento de resistencia sociopolítico en el proceso de su empoderamiento y toma de conciencia como grupo. El adjetivo encontró un hueco en varias disciplinas artísticas, como el muralismo o el teatro. También en el hip hop.
En los años 40, el término chicano/a se asociaba a los jóvenes pachucos y pachucas, la subcultura que sería predecesora de los cholos de los años 80 y 90, los gangueros, la vida loca. Los pachucos se vestían con los característicos zoot suits, un traje consistente en un pantalón de cintura alta, tiro bajo y estrechos en los tobillos. El outfit iba acompañado de un abrigo largo con solapas y hombros anchos y, generalmente, un sombrero extravagante de ala ancha. En 1943 tuvieron lugar los Zoot Suit riots en Los Ángeles, una serie de linchamientos públicos iniciados por oficiales del ejército americano que se extendió por varias ciudades más y fue continuado por una mayoría de población blanca contra cualquiera que vistiese un zoot suit en la calle: básicamente, afroamericanos y mexicano-estadounidenses.
Ante semejante panorama la juventud chicana de Los Ángeles imitó desde el principio el mecanismo de defensa de los vecindarios de población mayoritariamente afroamericana. Como ellos, también tuvieron su movimiento de liberación y autodefensa en la década de los 60 y los 70 encarnada en líderes como César Chávez o grupos como Mexican American Youth Organization (MAYO).
Los migrantes mexicanos, que habían sufrido el mismo racismo que los negros de parte de blancos, lo seguían sufriendo por parte también de las bandas de afroamericanos ya antes, durante y después de la alianza Crip y la Blood. Organizaron sus gangs y a menudo lo tradujeron directamente como barrios, muchas veces estilizado con uve como sello de slang chicano sureño.
Es importante volver aquí al concepto de defensa porque ese es el origen de toda pandilla o banda. Las primeras pandillas que dieron origen a los Crips comandados por Raymond Washington, como los Gladiators o los Slauson Boys, se formaron como autodefensa frente al acoso de las bandas racistas de blancos como los Spook Hunters, para quienes eran objetivo de linchamientos si los encontraban más allá del sur de Slauson Avenue. Los Bloods nacieron como una alianza encabezada por los Piru Street Boys, antiguamente Crips, por algo que también consideraron una agresión injusta. Todos estos grupos nacen frente a una agresión o una sensación de peligro previos, directa o traducida en la desaparición de quien no se busque equipo. Toda banda armada, pandilla o grupo de liberación nace para defender a un grupo o individuo de una amenaza. Después, los derroteros que toman pueden llegar a ser muy peregrinos, desde luego, pero ése es el origen de la banda. Los varrios chicanos se unieron frente a los hostiles anfitriones blancos, las gangs depredadoras afroamericanas y las leyes migratorias que los mantienen en la ilegalidad y la exclusión social. Dando una de cal y otra de arena, las pandillas chicanas, seguras de sí mismas, inundaron la gang life de un bilingüismo protector y estética propia de la que se nutre el hip hop hasta hoy. Al mismo tiempo, su mutación más mortífera acabó siendo exportada a Centroamérica. Y de esos polvos, todavía estos lodos.
Al gobierno de Estados Unidos no sólo no le incomodó la guerra entre Bloods y Crips sino que le vino de perlas para sus intereses nacionales e internacionales. El declive industrial de empresas como General Motors, que cerraron sus puertas en el sur de la ciudad, condujo al desempleo de muchos varones afroamericanos y a la posterior desestructuración de la familia negra. La llegada del crack hizo el resto. Durante los años 80 este formato low cost de la cocaína entró en juego y aceleró la partida. Había pasado ya la novedad de la cocaína en polvo y por su precio quedaba reservada a una clientela muy concreta y lejana a los ghettos. El crack abarató costes, resultó un producto novedoso en los barrios y empleó a muchos parados. La política internacional simplemente facilitó los cauces y las cantidades de droga que entraban al país aumentaron de forma considerable. De repente había un superávit de droga. El gobierno estadounidense encontró la forma perfecta para financiar sus sucios negocios en el extranjero y lo que es más importante: encontró su esbirro al final de la cadena. A día de hoy ya sabemos lo que pasó exactamente. Lo sabemos, fundamentalmente, gracias a las investigaciones del periodista Gary Webb, en 1996. Webb murió en 2004 en circunstancias extrañas que intentan ser tapadas como un suicidio.
La CIA facilitó el traspaso de toneladas de droga de los cárteles sudamericanos, obteniendo un pingüe beneficio con el que financiaban la guerra de los Contras en Nicaragua. Al mismo tiempo vendían armas a Irán, contra quien pesaba una orden de embargo armamentístico decretada por los propios Estados Unidos. El conocido Irán-Contra o Irangate. Al final de la cadena, obteniendo unas hasta el momento desconocidas ganancias, en realidad migajas comparadas con las de la CIA, ponían las manos en cazo todas las pandillas de los ghettos americanos: las primeras las de South Los Ángeles. Esta hipócrita transacción a escala mundial hizo que varias gangs de Crips y Bloods se enriquecieran en muy pocos años, lo que les facilitó comprar más armas y munición y formar verdaderos ejércitos. A finales de la década, L.A. tenía una guerra civil abierta y declarada entre Bloods y Crips. Cada manzana, licorería o gasolinera de South L.A. estaba bajo el dominio de un color u otro, no había más opción. Ese aumento considerable en el poder adquisitivo de los miembros de pandillas hizo también que pudieran disfrutar de un ocio más allá de sus barrios, llevando consigo a nuevos lugares nunca antes visitados esos enfrentamientos. En los 90 los tiroteos entre pandilleros enemigos se daban incluso en el centro de L.A. o Disneyland.
Muchos rappers hacían manifiesta su afiliación, una declaración a veces arriesgada y siempre irreversible. Ese posicionamiento, con matices, ha continuado hasta hoy en la era del trap y el drill, con nacimientos de nuevas naciones y algunas variaciones de las originales, pero la misma política de entrega pseudomilitar. Snoop Dogg y Daz Dillinger, cada uno con éxitos distintos y situaciones de exposición pública completamente diferentes actualmente, continúan vistiendo de azul head to toe, en un parque remoto de Long Beach o en el escenario de la SuperBowl. La muerte del mal denominado padrino del drill, Pop Smoke, está ligada a la batalla entre las naciones Woo y Cho, actualmente protagonistas de la guerra de pandillas en NYC. De la misma forma que bailes esencialmente pandilleros como el c-walk se incorporaron a la cultura hip hop de forma automática, las lowrider bikes, por ejemplo, fueron un aporte coetáneo de la comunidad chicana de L.A. Las pandillas, y concretamente la cultura de gangs angelina y californiana, son imprescindibles para entender las raíces del hip hop, su desarrollo histórico y su sincretismo en este siglo. Por poner otro ejemplo actual: el juicio RICO contra Young Thug y todo YSL o el escándalo de Tekashi 69 no se puede entender al completo sin la historia de los Bloods, que crecieron en alianza minoritaria y, quizá por ello, salvajemente: a sangre y fuego contra los Crips, cuestionándoles el poder de Los Ángeles y viajando hasta la otra costa a través del sistema de prisiones. La cárcel, la pinta, la mejor incubadora que ha existido para cualquier grupo en la ilegalidad.
Esta guerra civil urbana se ha llevado vidas en cifras récords, ya no entre Bloods y Crips, sino en el crip-on-crip o las distintas rivalidades entre las cientos de gangas sureñas. La cifra de muertes ligada a la guerra de pandillas en South Central supera la del conflicto de Irlanda de Norte. Estos fratricidios tienen seguro muchas respuestas desde la sociología, pero parece que forman parte de un enigma consustancial al ser humano.
«VATOS DISSAPEARED LIKE I WAS DOING MAGIC»
El reputado periodista salvadoreño Óscar Martínez, jefe de redacción de ElFaro.com, es autor de varios ensayos y proyectos de investigación premiados sobre el fenómeno de las maras en Centroamérica. Uno de sus libros, El niño de Holywood, se centra en la vida de un sicario de la MS-13 o Mara Savatrucha en El Salvador. En un ejercicio de investigación minucioso y preciso, Óscar Martínez traza el recorrido de la pandilla desde su origen en Los Ángeles y describe con prosa ágil y al detalle los entresijos del pandillerismo latino en Califas. En uno de los primeros capítulos hace referencia al antropólogo Abner Cohen, quien estudió el sistema de alianzas y agresiones de la península arábiga y lo encontró resumido en un proverbio de la zona que también podría explicar el sistema de pandillas latinas y afroamericanas un siglo después:
«Yo contra mi hermano; mi hermano y yo contra mi primo; mi hermano, mi primo y yo contra el extraño»
Los Harpys, entre las decenas de enemigos que rodean su territorio, mantienen una rivalidad histórica con la 18th Street Gang, con varios muertos en ambos contadores. La 18th Street Gang o Barrio 18 es una de las pandillas multiétnicas más grandes y extendidas del mundo. El componente étnico, de hecho, ha sido fundamental para ese crecimiento. Cuando la guerra entre pandillas chicanas o negras ya estaba más que encaminada en los 80, comenzaron a llegar a Los Ángeles varias olas de desplazados de distintos conflictos de Centroamérica como Nicaragua o El Salvador. Hacía rato ya que los mexicanos no eran los únicos latinos en el juego. En un principio, las pandillas chicanas se negaron a acoger miembros que no fuesen de sangre mexicana. Como con la Cosa Nostra, mucha de su rigidez arcaica se vio debilitada por la fuerza de la realidad, y las distintas nacionalidades latinas comenzaron a ingresar en avalancha en las gangs chicanas. Así, por ejemplo, la 18th Street o Barrio 18 nació escindida de la Clanton 14 para integrar a migrantes latinos de origen no mexicano que no eran aceptados en ninguna pandilla y tampoco en la Clanton 14. Recién formada, muchos salvadoreños huidos de la guerra llegados a Los Ángeles a principios de los 80 encontraron su refugio. Hoy tiene representación de todos los continentes.
En su libro, Óscar Martínez destaca dos catalizadores concretos para la extensión de las maras en El Salvador y los países colindantes: Barrio 18 y Ronald Reagan. El anterior presidente en el cargo, Jimmy Carter, había sido acusado por sus detractores de ser demasiado flojo en su combate contra el comunismo en América Latina. Cuando Ronald Reagan entró al poder, lo hizo pisando fuerte y puso todo su empeño en Centroamérica: financió la Contra nicaragüense, armó al dictador guatemalteco Efraín Ramos y subvencionó la creación de cinco batallones de élite para combatir al FMLN en El Salvador. La justicia histórica dejaría un reguero de muertes en Estados Unidos de vuelta y como un boomerang convertiría Centroamérica décadas después en la parte del mundo con más muertes violentas por minuto.
Cuando la guerra en El Salvador se recrudeció a principios de los 80 muchos hombres y mujeres desertores huyeron desesperadamente al norte y llegaron hasta Estados Unidos. Venían de participar en una guerra al uso con su técnica de guerrillas, sus ajusticiamientos despiadados y todo tipo de artillería. Para ellos la guerra entre pandillas en L.A. era un patio de recreo. Una vez en sus calles se hicieron notar rápidamente por su salvajismo y acción directa.
Ya antes que la 18th Street Gang, la Mara Salvatrucha Stoner fue la «pandilla basura» por excelencia de todos los salvadoreños desplazados por la guerra que no podían ingresar en pandillas chicanas o mexicanas. La Mara Salvatrucha Stoner creció a la sombra de la 18, admirándola. La Mara era su versión más tosca y anárquica. Los desterrados entre los desterrados se juntaron por pura supervivencia como en todo inicio. Llamaron a su grupo ‘mara’, como se denomina en El Salvador a una turba de gente. Le añadieron el gentilicio salvatrucha y el adjetivo stoner. A finales de los 70 en El Salvador había un movimiento de jóvenes rebeldes identificados como tribu urbana que giraban en torno al heavy metal y el satanismo y se les conocía como stoners. En esos años y contexto la transgresión tenía esa forma. Cuando llegaron a Estados Unidos continuaron vistiendo sus camisetas de Black Sabbath o Dio y sus pelos largos grasientos. Su aspecto chocó mucho con la pulcritud que mantenían los chicanos ya desde su origen pachuco: zoot suit sin una sola arruga, zapatos Stacy inmaculados y coches relucientes.
Al mismo tiempo, Reagan inició una cruzada contra las drogas, que nunca ha dejado de ser una guerra contra los pobres. En 1982, las pandillas que ya estaban dedicadas al tráfico de drogas y el menudeo, como la gran mayoría de Bloods o Crips o latinos como Barrio 18, eran un objetivo principal del nuevo gobierno. Con las Olimpiadas de Los Ángeles previstas para 1984, Reagan quería las calles limpias de lo que consideraba escoria social. Las redadas contras las bandas se multiplicaron, sirviendo de propaganda en telediarios y mandando a miles de miembros a prisión. Todo ello con un aumento inhumano de brutalidad policial que en 1992 colmaría el vaso, haría arder la ciudad con el caso Rodney King y promovería la primera tregua entre las pandillas angelinas. Para entonces ya muchos reincidentes y personas en situación irregular fueron directamente expulsados a sus países de origen. La Mara Salvatrucha creció a sus anchas en esos años 80 cuando muchos de sus enemigos desaparecieron. Para su beneficio también recibía con los brazos abiertos a más y más salvadoreños que no paraban de llegar al país.
Los ingresos y traslados en prisión movieron a los Bloods de estado en estado hasta la otra costa, facilitando la creación de la United Blood Nation del este en los 90. De la misma forma, cuando se produjeron estas olas de deportaciones a Centroamérica, la 18th Street Gang y muchas otras pandillas latinas viajaron fuertemente presentes en el ideario de sus miembros expulsados a sus países de origen. A estos soldados les costó menos que nada pisar su ciudad natal y formar un capítulo de la banda. Llevaron el tatuaje cholo a otro nivel y la violencia también: sembraron el terror en el país en pocos años. Ahora ya sí que no tenían nada que perder.
Más adelante, en su libro El Niño de Hollywood, el periodista salvadoreño Óscar Martínez explica el funcionamiento del ecosistema de pandillas sureñas en California. Merece la pena citarlo tal y como él lo cuenta:
«Las pandillas chicanas pueden pelear entre sí de forma muy violenta. Sin embargo, cuando llegan al sistema penitenciario donde habitan las poderosas pandillas de negros, asiáticos y blancos, se unifican en un frente común que llaman El Sur. Pero este sistema necesita una guía, y esa guía se llama Mexican Mafia. Ese grupo selecto de pandilleros es una especie de comité central de todas las pandillas chicanas del sur de California. Es una pandilla de pandillas. Se forma con líderes de las pandillas más emblemáticas del sur californiano. Son cientos de pandillas las que forman El Sur, pero sólo unas pocas tienen un representante en la Mexican Mafia o La Eme, como le llaman los que se atreven a nombrarla».
Los mareros o emeses no entendían la idiosincrasia de las gangs sureñas, iban al margen, cruzaban territorios enemigos y no rendían tributo a nadie. Descartaron entrar en El Sur como a ellos los descartaron de entrar en otras pandillas. Hasta que sus primeros miembros llegaron a los penales. Allí se encontraron con una cruda realidad que no conocían: encerrados y sin protección frente a la alianza Black Guerrilla Family, la Aryan Brotherhood y el resto de sureños, volvieron a sufrir lo innombrable. Finalmente, pasaron por el aro: se sometieron ante la Mafia Mexicana y su poderoso sistema, entregaron su parte e incorporaron como era norma el número 13/XIII a su nombre. Ese trece que tanto abunda en el imaginario sureño representa la decimotercera letra del alfabeto: la M. La Mara Salvatrucha Stoner (MSS) había muerto y de sus cenizas nacía la MS-13. Atrás quedaron las melenas, las camisetas de Metallica y el desaliño. Salieron a las calles ya oficializados, protegidos, pelones, tatuados y vestidos como auténticos cholos. Acatando las reglas entraron en guerra con otras pandillas, entre ellas la 18th Street Gang, antiguo gran núcleo de salvadoreños con los que un día compadreaban. De pandillas hermanas pasaron a distanciarse, hasta que un muerto en una house party -otro más, siempre- las enemistó de por vida.
Inmersos oficialmente en la vida pandillera sureña, los MS-13 comenzaron a experimentar las correspondientes consecuencias, también el proceso de deportación que afectó a miembros salvadoreños de Barrio 18 unos años antes. Esto hizo que ambas gangas, rivales ya en suelo estadounidense, colisionaran en El Salvador. Así comenzó la guerra de maras que se extendió descontroladamente por toda Centroamérica y de la que hoy seguimos viendo consecuencias atroces en las noticias. La pandilla es un artefacto sociopolítico explosivo, una bomba con demasiados cables internos y profundos que cortar para desactivarla.
Harpys 13 son enemigos de la 18th Street pero también de la MS-13, en concreto una facción de los Harpys llamada 5th Avenue Midgets con la que se disputan territorio. Es curioso, por el contrario, que Conejo conserve el recuerdo de ser un stoner en su juventud, refiriéndose a sus amigos y él como jóvenes adolescentes fumetas con el pelo largo, aficionados al skate y el graffiti. Cuando la guerra de bandas se puso realmente seria y las drogas y las armas se volvieron más accesibles en los ghettos, se acabaron las risas para todos: parece que el cambio de estética y actitud fue generacional.
En su libro Divide & Conquer: Race, Gangs, Identity, and Conflict (Studies in Transgression)’ el investigador y profesor universitario Robert D. Weide recoge una anécdota que podría explicar ese cambio de estética radical que vistió al cholo de los 90 y lo hizo icono. Según un miembro de la Clanton 14 entrevistado en el libro, el origen de raparse la cabeza estaría en la muerte de Joe ‘Cocoliso’ Morgan en prisión. El 3 de noviembre de 1993, Cocoliso, un respetado líder de la Mafia Mexicana, murió en la cárcel enfermo de cáncer. Ese día toda su crew se afeitó la cabeza como homenaje. Cocoliso había crecido en Boyle Heights en East Los y era miembro de una ganga con solera del barrio llamada La Primera Flats. Curiosamente, Cocoliso no tenía una gota de sangre mexicana, era de ascendencia eslava. Aunque esta historia está más cerca de la leyenda urbana que de la realidad, pues normalmente las modas estéticas suelen ser algo colectivo, es evidente que el paso por la prisión ha modificado la forma de vestir de las pandillas, también las de los cholos. Conejo habla de cómo iba viendo a los mayores de su varrio pasar por el reformatorio y salir tatuados y rapados hasta que esa apariencia se convirtió en estándar a partir de 1990.
«I’M ROAMING IN THE SHADOWS AND VATOS CAN’T LOCATE ME»
El FBI no podía imaginar las vueltas que le quedaban hasta dar con Conejo. Él mismo lo advierte en una coletilla que usa desde su primera demo y que parafrasea a menudo: «in the city of angels, there is no angels: puro vato loco, crazy gangbangers!». La campaña de publicidad que le estaban haciendo acabaría convirtiendo al hombre en mito. Aparecía en el boletín America’s Most Wanted de Fox 11 News pero años después se jactaba en ‘The Devil’s Inside’ de los distintos estados del país que visitó antes de huir a México. Al mismo tiempo cuidaba de su hija pequeña y vendía sus discos por miles desde la independencia y el misterio. Sin videoclips, sin apenas fotos, con contadas videoentrevistas en lugares cerrados que no daban ninguna pista de su paradero. La mentalidad guerrillera de la calle llevada al negocio de la música.
La orden de busca y captura pesaba sobre Conejo, su cara se iba haciendo famosa. Su imagen, aunque pasara desapercibida, ya había quedado un año antes inmortalizada para la posteridad en la película Training Day. Este thriller de acción dirigido por Antoine Fuqua ya considerado un clásico cuenta con un cameo muy original y casi profético del rapero chicano. Seguro que quien haya visto la película se acuerda de la escena en la que Ethan Hawke conoce a Denzel Washington en una cafetería, circulan en el coche de éste observando el panorama y pasan junto a unos cholos que están siendo cacheados al borde de la carretera. Según pasan en coche Ethan y Denzel, éste le dice al novato señalando a los detenidos: «¿How is your español?», sin que sepamos aún la importancia que tiene la población latina a lo largo de la película. En ese abrir y cerrar de ojos, antes de que Ethan Hawke responda, Conejo ya ha colado su promo en una futura película oscarizada, poniendo el broche vestido con una sudadera Latin Thug y su logo detrás. «Learn that shit brother, learn that shit. That shit will get you killed», le espeta Alonzo a su ayudante.
El guion de Training Day está firmado por David Ayer. Las películas que ha dirigido y escrito David Ayer (The Tax Collector, End of Watch o Street Kings) se basan con bastante verosimilitud en distintas realidades muy crudas de los suburbios angelinos. Ayer es un nativo de la ciudad, creció en West Adams Boulevard y es vecino y conocido de Conejo desde su juventud. Nada más salir de prisión, el director le había preparado ex profeso el papel de antagonista de su nuevo film The Tax Collector, basado libremente en algunos detalles reales de la vida del rapero, como su historia fugitiva o la santería a la que Conejo fue introducido durante sus años en México. El resultado fue una película de acción trepidante y final tarantinesco en la línea de sus anteriores trabajos, inspirados libremente en hechos que superan a la ficción. David Ayer intenta que las personas que encarnan esas vidas lo cuenten a su manera, dándole su dosis de autenticidad extra a la obra.
Aunque novelados, varios detalles más de The Tax Collector son reales. De nuevo aparece Cle Sloan aka Bone de los Athens Park Bloods, que ya se interpretaba a sí mismo también en Training Day. En esta última actuación también se viste de rojo y su papel está basado en la afinidad real que tienen los Harpys 13 con los Rollin 20’s Neighborhood Bloods, con quienes comparten territorio. Aunque esto no es lo habitual, el tablero está actualmente tan repleto que el motivo étnico que en un principio podía separar a Crips y Bloods de Sureños, desde hace tiempo se obvia cuando el enemigo de tu enemigo se convierte en tu amigo. La 18th Street, además de estar enfrentada a los Harpys, mantiene un beef con los Rollin 20’s Neighborhood Bloods y en general con cualquier set Blood, pues son conocidos Blood killers. Sobre estas alianzas diserta en profundidad Robert D. Weide en su libro Divide & Conquer.
Cle ‘Bone’ Sloan es un miembro de Athens Park Bloods y se presenta también como miembro cercano de los Jungles Black P. Stones. Los Athens Park Bloods se unieron a la alianza Blood poco después de su fundación. Los Black P. Stones Jungles, realmente originarios de Chicago, se refugiaron también en la alianza Blood cuando los Piru Street Boys los protegieron de los ataques de Crips. Las escenas del barrio Blood de Training Day están grabadas en The Jungle, la zona que controlan los Stones, como le advierte Denzel Washington a Ethan Hawke en la ficción según se adentran en el vecindario. Los Jungles Black P. Stones también aparecen en la cult movie Baby Boy y en el videoclip ‘Hard in da Paint’ de Waka Flocka.
Es más que merecido señalar el papel de Bone en su comunidad en la vida real. Cle Shaheed Sloan lleva más de veinte años intentando traer la paz a su barrio y alejar a las pandillas de la vía violenta, al margen de la delación como única vía propuesta por el Estado, coherente con su condición de miembro reconocido de un set Blood que jamás ha dejado la banda. Algo así como intentar hackear el sistema desde dentro.
Además de actuar, Bone trabajó en Training Day como supervisor y asesor técnico puliendo los pequeños detalles que garantizarían la verosimilitud del film. También aportó su visión en la película Straight Outta Compton sobre N.W.A. Terminada ya la película, en uno de los rodajes de un spot promocional de este biopic, apareció Suge Knight, el infame hampón que un día dirigió Death Row Records. Algunas voces dicen que por una deuda. La versión oficial dice que fue por su disconformidad con su retrato en la pantalla. Una discusión tornó en pelea y Suge Knight acabó atropellando en camión a dos personas y dándose a la fuga. Al día siguiente se entregó y por este hecho continúa en prisión desde entonces. Uno de los atropellados murió en el mismo rodaje: Terry Carter, su amigo y cofundador del sello Heavyweight Records. La otra persona tuvo lesiones muy graves con múltiples fracturas en los tobillos y cabeza. Esa persona era Bone. En el juicio declaró no recordar nada del incidente, se mantuvo firme en el ideal stop snitchin’ y dijo que no quería colaborar con la entrada de Suge Knight en prisión. Suge Knight se enfrentaba a una cadena perpetua. Finalmente fue condenado a 28 años. Son de sobra conocidos los lazos que Suge Knight tenía con los MOB Piru, otro set Blood de las decenas que crearon los Piru Street Boys al aliarse contra los Crips. Suge Knight contrató a varios gánsters de esta pandilla como seguridad privada y sucedáneos para Death Row en los años duros de la guerra entre la costa oeste y la costa este. También empleó a miembros de los Fruit Town Piru, otro grupo de Bloods que a principios de los años dos mil tuvo una guerra con los MOB Piru. Todos los imperios decaen. Existe un rumor de que Suge Knight podría haber sido apuñalado en prisión. De momento no podrá optar a libertad condicional hasta el año 2034.
Aparte de sus cameos en el cine, hay que resaltar el trabajo de Bone como director en Bastards Of The Party para HBO. Este documental encomiable dibuja toda la línea genealógica de los Bloods y Crips a través de entrevistas que él mismo realiza para llegar hasta la raíz del problema. Dejando a un lado las leyendas y la mitología, termina con una conclusión arrolladora y profundamente política. De obligado visionado.
«NOS ODIAMOS Y ESO NO VA A CAMBIAR,
HASTA EL DÍA QUE ME MUERA HACHE VOY A RIFAR»
Es igualmente necesario hablar de la interpretación en The Tax Collector de Shia LaBeouf en el papel de un thug chicano sin escrúpulos que hace de guardaespaldas y sicario para La Eme. Aunque Shia no tiene ascendencia latina en la vida real, consigue encajar los fool con un buen español y parece que las OG locs que no se quita ni de noche hacen el resto. Una foto del actor que dio la vuelta por redes junto a varios miembros de Harpys 13, todos signando la H, hace sospechar que para la preparación del guion usó algo más que el método Stanislavski.
En efecto, LaBeouf tiene un background turbulento en el que siempre han orbitado las pandillas. El videoblogger Hood War Stories le dedicó un capítulo y lo cuenta igual de detallado que acostumbra hasta la calada final. Shia creció en una de las pocas familias blancas de Echo Park, una zona predominantemente latina que en los años 80 albergaba una activa guerra de pandillas. Echo Park es donde se desarrolla la historia de Mi Vida Loca (aka My Crazy Life), una película de culto de 1993 protagonizada por una gang de cholas de los 80. En Echo Park se encuentra también el Queens of Angels Hospital, donde nació Conejo. En los sótanos de ese hospital se rodó Pesadilla en Elm Street.
Shia LaBeouf creció en un hogar desestructurado y pobre. Aunque nunca ingresase en una pandilla, reconoce que se dejó influir por el avasallador entorno, vistiendo durante una época como un cholo. Para su papel de Creeper en The Tax Collector, volvió a Echo Park y se tatuó de verdad el torso que exhibe en la película. En su abdomen, bajo el ombligo, hay dos dedos índices signando la hache. Él afirma que es un miembro oficial e iniciado de los Harpys y Conejo lo respalda. Ahora da incluso más rabia fantasear con lo que podría haber sido el biopic sobre Cage, el enfant terrible de Def Jux, un proyecto pensado hace más de una década para ser dirigido e interpretado por el propio Shia LaBeouf que desgraciadamente se perdió por el camino.
Shia también ha colaborado con miembros de los Pueblo Bishop Bloods en una zona controlada por la banda en un proyecto educativo en aras de la pacificación. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce dentro de este altruismo. Shia LaBeouf y otros actores como Benicio del Toro o Keanu Reeves han aparecido en los últimos meses en una campaña de apoyo a la LAPD Newton Division, una división del departamento de policía de Los Ángeles famosa por su alto número de incidentes con disparos y muertes a manos de sus agentes. Esta sección de la LAPD es conocida en la calle como Shooting Newton. El malogrado y legendario Drakeo The Ruler (RIP) los mencionaba en su ‘Touchable Freestyle’ («I spent my life running from Shootin’ Newton»). La historia de este cuerpo ha sido romantizada en el cine por David Ayer en End of Watch, protagonizada por Jake Gyllenhaal y Michael Peña, quien también apareció en un acto benéfico para esta división policial. En palabras del periodista Jeff Weiss, otro acto de copaganda. Muy entretenido, eso sí.
What do actors Shia LaBeouf, Pete Davidson, Benicio Del Toro and Jon Bernthal all have in common? They all seem to really love LAPD Newton Division, an infamous South LA LAPD division that activist refer to as "shooting newton" because of all the police shootings there. pic.twitter.com/Zp2Q9I4h0N
— Lexis-Olivier Ray (@ShotOn35mm) July 28, 2023
En la banda sonora de The Tax Collector suena ‘El H-1‘, el corrido que Rancho y Barrio le dedicaron al miembro de Harpys más internacional. Esta es la enésima medalla que se puede colgar Conejo: ser el único rapero al que le han dedicado un narcocorrido. Eso es lo que llaman some gangsta shit, ¿no? Los detalles en cuanto a este tema y muchos pequeños matices sobre su estancia en México los cuenta en la primera entrevista que realizó en vídeo al estar en libertad en Pepe’s Office, tan interesante como surrealista y la única que tiene al completo en español. El dúo Rancho y Barrio también le dedicó un corrido a Edgar ‘Looney’ Luna, el camarada de Conejo a quien investigaron junto a éste a raíz del altercado en la house party. Looney fue absuelto de sus cargos pero falleció tras un tiroteo el 12 de junio de 2017. «Me despido de esa calle 25, parque de la Hoover fueron mis inicios…».
En 2010 varios miembros de los Harpys decidieron colaborar con las autoridades en contra de Daniel ‘Popeye’ Roman, un conocido miembro de Harpys 13 y lider de la Mafia Mexicana, en prisión desde 1982 acusado de asesinato. El descontento lo generó el alto precio de los impuestos que Danny Roman estaba cobrando desde prisión a las gangs sureñas.
En diciembre de 2012 fueron arrestados 29 miembros de Varrio Harpys tras una acusación federal. Entre ellos se encontraba también Vianna Roman, la hija de Danny. A pesar de cumplir una cadena perpetua, Danny Roman dirigía a los Harpys desde prisión a través de su hija y su yerno. Ella y varios miembros más se declararon culpables en los cargos de crimen organizado, tráfico de armas y drogas y enfrentan penas de entre 20 y 30 años en una prisión federal.
The Tax Collector se desarrolla precisamente en ese contexto y cuenta una historia familiar similar: Bobby Soto (David) y Shia LaBeouf (Creeper), siguiendo órdenes que vienen de prisión, se dedican a recolectar a través de los barrios angelinos el tributo que cada pandilla chicana sigue teniendo que entregar a la Eme en nuestros días. Cuando un gánster recién llegado de Jalisco no acepta pagar el tributo empiezan los problemas y la acción.
«Mi nombre es Conejo, don’t you forget that name! Y la siguiente vez que lo mencionas, lo mencionas con respeto .
[…]
Dígale a su tío que ha llegado el Conejo de Jalisco, él ya me conoce».
El rizo final viene aquí: Bobby Soto, el protagonista, que también forma parte del reparto de la serie Narcos, es en la vida real hijo de Vianna Roman y nieto de Daniel ‘Popeye’ Roman. El personaje de The Wizard aka El Mago está inspirado libremente en Danny Roman. Popeye terminó siendo asesinado a puñaladas por los suyos en la cárcel de Corcoran en junio de 2020.
The Tax Collector habla con conocimiento del inquebrantable código que marca La Eme. Entre varios de los pequeños detalles ya estereotípicos del pandillerismo latino, la película enseña el mecanismo de las wilas: las notas en papel y letra minúscula cifrada con la que se comunican los líderes en prisión y las pandillas en la calle. Las wilas también son el centro de una escena del clásico Blood In Blood Out. Conejo las menciona nada más abrir ‘8 Million Stories’ para hilar durante tres minutos el recorrido de un miembro de su ganga que se reúne con sus homeboys excarcelado tras cinco años. Una de las ocho millones de historias que no puede contar mejor Hollywood.
«Five years pass, no more wilas,
they’re all coming down cause my perro is out the pinta,
did his soleta, times ain’t changed,
these vatos de la área wanna play war games
[…]
There’s a meeting at the parque today at noon
the homies from my time
are all doing time
a lot of new faces joined the clica
I busted out a camera and took a flica
Some of us here won’t see tomorrow
Some to the joint and some straight to the grave
Regardless, Imma go for the ride
Everyday that I live in my gangster life»
El periodista Óscar Martínez, en su libro sobre las maras salvadoreñas, explica perfectamente el funcionamiento de la Eme o Mafia Mexicana:
«Este grupo es por definición una estructura carcelaria. Desde las cárceles orientan el deber ser de las pandillas chicanas. Ponen reglas, establecen códigos: no matarás desde un vehículo, no atacarás a un pandillero que va con su familia, no rechazarás una pelea a puños, usarás el color azul, nunca el rojo. Tributarás a La Eme de la forma que te lo pida. Si algún pandillero incumple, La Eme le cobra a toda su pandilla. Si la ofensa es muy grande, pueden incluso decretar «luz verde», pena de muerte callejera. Desde ese momento, todas las pandillas del sistema sureño deben atacar a esa pandilla. Varias estructuras han sido destruidas por los dientes de El Sur al haber cometido afrentas severas al código callejero impuesto por La Eme»
«No matarás desde un vehículo». «No atacarás a un pandillero que va con su familia». El conocido drive-by, el acto de disparar desde un coche en marcha, es algo que no se estila en el modus operandi de las gangs chicanas a diferencia de Bloods y Crips. Viene dictado desde hace mucho tiempo desde lo más alto: desde dentro. Los propios miembros de gangs sureñas alardean en varias entrevistas en el ensayo Divide & Conquer de Robert D. Weide de no utilizar el drive-by y en las mismas páginas Bloods y Crips reconocen esa diferencia con sus rivales. El autor lo asocia a la fuerte herencia católica en los barrios latinos y su concepción sagrada de la familia. Robert D. Weide destaca de las gangs sureñas también el hincapié en no atacar a miembros de la familia, valorándolo igual que la prohibición de drive-by’s como una manera de diferenciar entre soldados y civiles, evitar balas perdidas y más muertes innecesarias e inocentes. Como la intención primigenia de las pandillas, por supuesto, una cosa es la teoría y la intención; otra, la práctica en la realidad. Este estilo de gangbanging se puede apreciar, por ejemplo, en el videoclip de ‘Hard Times’ de Proper Dos hacia el 01:30. El asaltante tiene que poner el pie en el suelo, es condición sine qua non, no puede hacerlo desde el coche en marcha.
Tras estar la Mafia Mexicana constituida y en funcionamiento, pasó lo de siempre: hartos de sus abusos, algunos presos, generalmente mexicanos que procedían de entornos rurales y núcleos urbanos mucho más pequeños que Los Ángeles, especialmente en el norte de California, decidieron defenderse unidos en la prisión de Soledad bajo el nombre Nuestra Familia. Esta otra organización, a imagen y semejanza de su predecesora en su mecanismo, adoptó en contraposición el color rojo, la letra N y el número 14 como símbolos. Nuestra Familia se hizo fuerte en la prisión de Pelican Bay. La Mafia Mexicana y Nuestra Familia rivalizan dentro del sistema de prisiones como lo hacen en el exterior las gangs sureñas y norteñas de las que dependen. Se estima que por cada miembro de Nuestra Familia hay siete de La Eme. Esa frontera virtual entre sureños y norteños de California se situó en algún punto entre Bakersfield y Fresno. «Yo contra mi hermano….»
Después de Nuestra Familia y la Eme, quizá conectados, quizá aún más arriba, están al otro lado de la frontera los cárteles mejicanos, algo que muestra David Ayer en The Tax Collector y también en End of Watch. Conejo menciona en una entrevista con Ed Calderón, especialista en narcotráfico y crimen organizado, que durante los primeros años fugado pudo moverse en México gracias a la conexión con algún cártel que tenían otros proscritos con los que viajaba.
«THIS IS FOR LA RAZA»
En 1990 el máximo representante del rap chicano se presentó en sociedad y por la puerta grande: con la bendición del OG de la costa oeste, Ice-T. Criado en East Los Ángeles, Arturo Molina Jr. aka Kid Frost, abrió la veda y estableció los cánones del género con su primer disco Hispanic Causing Panic (Virgin, 1990) que incluía su himno por excelencia: ‘La Raza’.
Kid Frost empezó por el principio y envolvió su música del brown pride que veía indispensable. Llamó al empoderamiento y la unidad latina. No en vano, tuvo un proyecto paralelo llamado Latin Alliance con el que editó un álbum homónimo en 1991. En ese disco aparece ya su hijo Scoop Deville, que luego haría los beats de ‘The Recipe‘ y ‘Poetic Justice para Kendrick Lamar en Good kid, M.A.A.D city. Frost también invitó a participar en el álbum de Latin Alliance a Mellow Man Ace. Este MC, cubano de nacimiento, echó de golpe varias puertas abajo para la comunidad latina al ser el primero de la costa oeste en hacer sonar dos de sus hits en la radio: ‘Más pingón’ en 1987 y ‘Mentirosa’ en 1989. Este segundo tema fue el primer rap latino en convertirse en disco de oro y estaba producido por Tony G, que también fue el responsable del beat para ‘La Raza’.
La instrumental de ‘La Raza’ fue creada a partir de un sample de ‘Viva Tirado’ de la banda El Chicano. El clip de ‘La Raza’ documenta con especial elegancia la indumentaria de los cholos y cholas del cambio de década y los placazos y murales de las gangas chicanas. Este vídeo fue grabado en Estrada Courts Projects en Boyle Heights en East L.A., el feudo de Varrio Nueva Estrada (VNEx3), otra reputada y antigua pandilla latina con lazos con la Eme. ‘La Raza’ fue el primer clip de rap que mostró la cultura californiana de los coches lowriders, antes que Dre y Snoop.
Según varios teóricos del tema, entre ellos el propio Frost, el slang chicano no se reduce únicamente al spanglish y una fluidez bilingüe, sino que contiene también algo de jerga caló. Aunque hoy en día no se escucha a ningún rapper chicano hacer mención a esa lengua salvo a Frost («The form that I’m speaking is known as caló, y sabes qué loco, yo soy muy malo»).
Para el escritor y artista chicano José Antonio Burciaga: «Caló originally defined the Spanish gypsy dialect. But Chicano Caló is the combination of a few basic influences: Hispanicized English; Anglicized Spanish; and the use of archaic 15th-century Spanish words such as truje for traje (brought, past tense of verb ‘to bring’), or haiga, for haya (from haber, to have). These words were left in isolated pockets of Northern New Mexico and the Southwest, especially New Mexico, by conquistadores españoles».
El concepto de ‘la raza’ que usa Frost es una manera evidente de intentar aglutinar a su gente: la población latina y, específicamente, la chicana. Esta acepción del término proviene del ensayo La Raza Cósmica del filósofo mexicano José Vasconcelos publicado en 1925. La expresión ‘la raza’ se fue usando ampliamente ya en los años posteriores a medida que el colectivo iba tomando conciencia de su unidad. En 1970 se creó el Partido de la Raza Unida que durante esa década tuvo un peso importante en la lucha por sus derechos en California y Texas. En su obra, Vasconcelos se refiere al mestizaje de caucásicos e indígenas en Latinoamérica como el inicio de «una raza hecha de las virtudes de todas las anteriores, la raza final, la raza cósmica». Algo bastante parecido a los manifiestos de Wallace Fard Muhammad y la Nación del Islam dirigidos a la población afroamericana, fábulas con poca base científica pero la carga ideológica y el misticismo necesarios para despertar a un pueblo.
Las semillas se iban plantando. Desde Vallejo en el norte de Cali, en 1992 el grupo Funky Aztecs publicó su primer LP, Chicano Blues. A menudo se les atribuye el hito de ser el primer grupo de rap chicano y ostentan el honor de tener una colaboración con 2Pac en ‘Slippin Into Darkness‘. Los dúos A Lighter Shade Of Brown y The Mexakinz saborearon brevemente el mainstream pero ese tipo de propuestas todavía se quedaban en la superficie. El hermano pequeño de Mellow Man Ace, Sen Dog, formó por esos años Cypress Hill junto a DJ Muggs y B-Real y obtuvieron un gran éxito durante la década de los 90 que se convirtió en internacional y generacional. En 1996 Sen Dog produjo el primer álbum homónimo del grupo Delinquent Habits y repitió faena con su segundo trabajo en Here Come The Horns en 1998. Aunque a ambos grupos se les asocia con la escena chicana de L.A., la mayoría de miembros de ambas formaciones no eran de plena ascendencia mexicana: Muggs es de origen italiano y noruego y B-Real tiene sangre cubana por parte de madre, por ejemplo. Tampoco ninguno de sus miembros estaba activo en el gangbanging. En su adolescencia, B-Real estuvo involucrado unos años pero lo hizo en los Family Swan Bloods y no en ningún varrio chicano.
Kid Frost era chicano, pero tampoco formaba parte de ninguna pandilla. Tenía 26 años cuando publicó su primer disco, no era precisamente joven para un juego como el rap. En 1995 decidió que hacía tiempo que no era un chaval, y redujo su nombre a Frost a secas. A través de Ruthless Records, el sello de Eazy-E, publicó su tercer álbum: Smile Now, Cry Later.
Eric ‘Eazy-E’ Wright nunca se desconectó de las calles y tenía completamente asumido el peso de la comunidad chicana en L.A. Fíjate si lo tenía claro que sentía la necesidad de crear un homólogo chicano de su antiguo grupo N.W.A. Para ello formó en 1993 el grupo Brownside que consistía en su alma máter Toker, su hermano Fello, Wicked y Danger. Fello murió antes de que entraran a grabar su primer trabajo y Danger fue asesinado en un drive-by en 1996. En 1997 Brownside publicó su primer LP, ‘Eastside Drama’, otro clásico certificado del rap chicano. El grupo pasó por distintas formaciones y sellos durante los años 2000 hasta que finalmente el asesinato de Toker en 2018 en la ciudad mejicana de Rosarito puso el punto y final a su drama.
Es en estos detalles donde se pone en valor la figura de Eazy-E, pudiendo confirmar hoy que la sombra de este pequeño hombre es muy alargada. Su espíritu sigue presente en la escena actual del rap americano de una u otra manera. En 1995 Eazy-E murió enfermo de SIDA pero para entonces había propulsado la carrera de Dr. Dre que, además de hacerse billonario, a su vez ha pasado el testigo y ha amamantado las carreras de Eminem, 50 Cent, The Game o Kendrick Lamar. Además, Eazy-E se adelantó veinte años fichando a Bone Thugs-N-Harmony, de los que se puede decir sin miedo que son tan responsables como Three 6 Mafia del sonido requemado en 2023. Ayudado – y al mismo tiempo engañado- por Jerry Heller, blanqueando presidentes muertos como obliga el establishment. Mientras ponía un ojo en la incipiente escena chicana, su instinto incansablemente visionario le hacía seguir buscando proyectos con talento.
Otra de las carreras que dejó encaminadas Eazy-E antes de su muerte fue la de unos entonces desconocidos Atban Klann, el germen del grupo superventas The Black Eyed Peas. Aquí es donde el círculo se cierra una vez más de forma mágica. El nombre inicial del grupo era un acrónimo de A Tribe Beyond A Nation, en sintonía con el vocabulario y las corrientes afrocentristas de la época. The Atban Klann estaba formado por Will 1X (conocido mundialmente más tarde como will.i.am), MookieMook, apl.de.ap, Dante Santiago y DJ Motiv8. En 1992 Eazy-E los fichó para Ruthless Records y se estrenaron en el EP 5150 Home 4 thaSick de su padrino, en el corte ‘MerryMuthaphuckkin’ Xmas’. Ese mismo año grabaron su primer LP, GrassRoots, que tristemente nunca vio la luz. Con la muerte de Eazy-E el grupo abandonó Ruthless Records, el proyecto evolucionó en otra dirección con la incorporación de Taboo, Kim Hill y, más tarde, Fergie con más cambios de formación hasta convertirse en los Black Eyed Peas que conocemos actualmente. En 2003 fueron catapultados al estrellato directo con su disco Elephant Phunk y su single ‘Where’s The Love’.
DJ Motiv8, miembro de The Black Eyed Peas desde Atban Klann, conoció a Conejo en aquellos primeros pasos del grupo y fue una de las primeras personas en apoyarle, animándole a grabar en su estudio en Downtown L.A.. Motiv8 recuerda que jamás había visto a un latino fluir así. Al mismo tiempo, Conejo conoció a otra persona que fue importante para meterse de lleno en el mundo de la música: el dueño de una tienda de discos apodado Chino, de ascendencia latina y asiática. Lo hermoso de esta anécdota es que Chino era miembro de la 18th Street gang, una de las pandillas enemiga acérrima de los Harpys de Conejo. Aún así, algo superior hizo que la relación fluyese e intercambiaran música. Conejo grabó y movió sus demos a través de Chino y su relación llega hasta hoy día. Del mismo modo que con DJ Motiv8. Conejo rememora aquellos años entre el estudio de Motiv8 y la tienda de Chino como un oasis al que huir de la espiral de violencia en la que se veía inmerso diariamente. El único chicano de su barrio que escapaba al centro, acompañado por algún otro loco o solo, para juntarse con negros, asiáticos, blancos e incluso otros latinos enemigos. Todos con un único objetivo: suspenderse en el tiempo en una habitación donde todos eran distintos pero iguales, lo único que importaba era el estilo. La pandilla condiciona el hip hop, como podemos ver. Por ejemplo, de la ola de crews de graffiti que surgieron en L.A. en los años 80, muchas fueron absorbidas por gangs o incluso devinieron una de ellas. ‘From tagger to tag banger to gang banger’ es un currículum habitual en pandilleros de los suburbios angelinos, en palabras de Robert D. Weide. Sin embargo, el hip hop puede trascender la pandilla, la historia de amistad entre DJ Motiv8, Conejo y Chino es una muestra real. ¿Es o no es esto poderosamente bello?
A principios de los 90 Conejo formó su primer grupo, Homies 213 (The Gates Of Hell), junto a su hermano Venom y su camarada Sporty aka Pelón. Juntos, con un equipo de sonido, micrófono y platos caídos de algún camión en manos de Harpys, grabaron una demo que se puede escuchar en YouTube. Sorprende la inocencia y espontaneidad en cada tema y al mismo tiempo su confianza y seguridad nata. Muchos de los temas son versiones primigenias de otros temas que repitió más de diez años después con mejor calidad e incluyó en sus CD’s. En 1996 grabó una demo llamada Shady, en recuerdo de uno de sus carnales cumpliendo más de 30 años en prisión («30 with the «L» is what they gave my perro Shady»). En 2004, sacó la versión álbum Shady, con muchos de los tracks originales y muchas más historias, uno de sus mejores LP’s sin duda. Gran parte del oscuro resultado final es obra de su fiel productor Casper The Beat Bandit. El mote ‘Casper’, igual que ‘Huero/Güero/Wero’, se suele dar habitualmente entre cholos de piel más clara o pandilleros sureños caucásicos.
Conejo menciona en sus inicios también a su homeboy Big Evil de Harpys Wild Bunch, cumpliendo una condena de 89 años a perpetua en Folsom. No puede ser casualidad que el villano protagonista de End of Watch de David Ayer se llame también Big Evil.
Conejo escuchaba todo lo que cayese en sus manos y grababa sus maquetas pero no conocía más rappers chicanos con su estilo y discurso. Ni siquiera estaba al tanto de Brownside. East L.A. era otro mundo aparte. Rememora vagamente haber escuchado una demo de un tal Creeper de Santa Mónica, que luego se haría conocido como Frank V y formaría el grupo Proper Dos con el productor Ernie G. Aunque entre ellos aún ninguno se conocía, poco a poco las realidades más profundas de los barrios chicanos iban siendo contadas por sus testigos y protagonistas.
Para la entrada del nuevo siglo cada pequeño golpe que había dado un latino en el rap americano había agrietado un poco más el muro que terminaría por caer. Todas esas primeras semillas habían finalmente germinado y el chicano rap tenía forma y sonido propios. Tanto sureños como norteños, en Cali y Texas, consiguieron crear un circuito fuerte y underground con todas las letras. Montaron su propia distribución de discos y alimentaron a su propio público con la celebración de shows, barbacoas y exposiciones de coches lowrider. Brotaron muchos pequeños sellos locales como Teen Angels o Low Profile Records, algunos ampliaron su catálogo de artistas chicanos como Urban Kingz Music Group y otros hicieron deals con majors como Thump Records. En agosto de 1999 se estrenó el programa de radio Pocos Pero Locos en la emisora Power 106 (KPWR) en Los Ángeles, creado y conducido por Lisa ‘Khool Aid’ Rios y Edward ‘E-Dub’ Rios. Este radioshow sirvió como plataforma base para impulsar el rap chicano y latino. Como siempre, impulsaron sobre todo la carrera de determinados artistas. En cualquier ciudad los verdaderos gánsters son demasiados duros para la radio.
«WE GOTTA SHOW THEM PUTOS QUE MI VARRIO NO ES UN JUEGO»
Al ser un circuito muy ligado a la gang life, la escena de rap chicano está también muy sectorizada en clicas y sellos afiliados a éstas que conducen a la endogamia en las colaboraciones. Norteños y sureños no se entienden, difieren en estética y sonido y sus circuitos van por distintos cauces. La escena sureña se asocia al rap chicano per se. A pesar de su posición anti comercial han conseguido exportar sus códigos hasta Japón. Por el contario, los norteños navegan en un underground aún más profundo y menos conectado entre sí, y siguen siendo vistos por encima del hombro por sus rivales de azul.
Conejo tiene pocos amigos, como era esperable. A menudo menciona en sus storytellings a Venom – al que también llama Veneno -, su hermano menor. Con él formó Dos Trece Homies en su adolescencia y más tarde el grupo Tattoo Ink junto a él y Bugsy, también hermano suyo. Venom colabora en ‘My Mind Just Erupted‘’, incluida en el mix, pero sobre todo brilla cuando su carnal lo describe casi de manera cinematográfica en las historias en que le incluye («with vengeance and the look of a killer, and the look in his eyes like the devil in the sky»). Venom se llama Brian Martin y también tiene un pequeño cameo en The Tax Collector en el que se interpreta a sí mismo antes de dar entrada nupcial en el film a su hermano mayor. Venom aparece asimismo como figurante en otra escena memorable de Training Day, cuando Alonzo (Denzel Washington) y el novato Jake (Ethan Hawke) suben las escaleras de la casa de unos miembros de la pandilla chicana Hillside 13 que celebran una fiesta. El nombre de esa pandilla es inventado, aunque vuelve a aparecer mencionado en The Tax Collector. De sus inicios en el hip hop Conejo siempre recuerda que Venom era breaker y ambos fanáticos de Gang Starr.
Fuera de su círculo más próximo, uno de los pocos artistas con el que tiene un nexo muy fuerte es Capone, al que a veces menciona en shout outs como a su grupo Tattoo Ink. «Órale, this song is dedicated to my dog Conejo! Aka Con Joe, Mr. Murderous Flow! Don’t trip, primo! Fuck these fools! A little rap jam for my right hand man…vámonos!», así abre Capone un track titulado ‘Mi perro Conejo’ incluido en el mix, toda una carta de apoyo a su amigo y discípulo cuando era oficialmente most wanted y el tema de conversación estrella en la escena: «Órale Conejo, don’t trip, dog. Ima hold these bastards when you are out of town!», termina diciendo después de animarle a que se cuide en la discreción.
Conejo y Capone se conocieron a finales de los 90 en el backstage de uno de esos car shows en Waco, Texas. Capone creció en California y conoció también desde muy joven la vida pandillera. De San Fernando Valley se mudó a Texas y se mantuvo fiel al estilo de vida sureño y a la tradición de caquis, camisa Pendleton y cabeza rapada. En sus visitas de vuelta a L.A. nacieron los primeros temas en colaboración con Conejo que después siguieron a otros reencuentros. Capone lo incluyó en su recopilatorio Mis Carnales en el año 2000 y luego llegaría su álbum conjunto Imperial’ en 2004. El disco Imperial’ se gestó en México cuando Conejo llevaba ya unos años desaparecido allí.
Según cuenta en varias entrevistas, durante los primeros años mantuvo una rutina de perfil bajo y constante movimiento por el país por pura supervivencia. En cuanto las aguas se calmaron y tuvo la oportunidad de acceder a un estudio, llamó a Capone, que cogió un avión y se plantó en México para grabar el disco en 48 horas. Una relación tan leal merecía que incluyésemos otro featuring de ambos en la mixtape, titulado ‘Gunman’s Target‘.
La salida de Imperial’ prendió la mecha y Conejo comenzó a grabar compulsivamente mientras editaba sus álbumes y mixtapes de manera independiente a través de su sello Felony Case Records. En 2007 publicó 10 álbumes y fue in crescendo, llegando a publicar hasta una veintena en 2013. En total cuenta con más de un centenar de referencias, la mayoría publicadas durante su fuga.
Capone es otro de los muchos ejemplos de islas firmemente independientes dentro del archipiélago del chicano rap, vendiendo desde el primer día hasta hoy sus CD’s en mano al final de pequeños shows en ciudades remotas y lanzando a diferentes artistas noveles a través de su sello Latino Jam Records y posteriormente desde Urban Kingz.
Se puede decir que Conejo comparte mucha de la visión estricta de Capone, tanto sobre el hip hop como sobre la cultura chicana. Ambos son fieles a la ortodoxia y reticentes a cualquier concesión conceptual de su movida, representantes vitalicios de una raza en vías de extinción. Parecía hasta inevitable que no se hubiesen acabado juntando. Sin embargo, en un skit de la mixtape procedente de una entrevista en la que le preguntan sobre su relación con Capone, Conejo contesta esto:
«Capone’s own family been busted with my whole family. Capone’s own family is from San Fer, I’m from West Side Harpys… his brother’s been cellies, fuckin’ bunkies, all that shit with my family. So in a way, we do kinda go back and… you know what I mean? My family’s been fucking with each other for a minute through the whole fucking California system… So in that way, we are kinda tight, know what I mean?»
Al margen de sus gustos musicales o su opinión sobre el hip hop, reconoce directamente que lo que les une en última instancia es su condición de pandilleros y los avatares que conlleva esa vida: que su familia y camaradas hayan compartido celdas durante décadas. El barrio, la cárcel, otra vez. Siempre.
La primera referencia de Capone apareció en el sello Definite Records en 1997 y se llama Raza Rolls Deep. En 2009 se despidió con un álbum muy digno llamado Raza For Life con Urban Kingz. El mensaje está claro, no deja lugar a engaños. Entre medias evolucionó de estilos, cambió el continente pero no el contenido: sobre un boom bap o un vocoder, estribillos soulful o guitarras eléctricas, hizo constante una reivindicación del estilo de vida cholo pelón de Cortez, Dickies y locks. Su life motto queda detallado en su trilogía de álbumes Chicano World’ o Mexican Bad Azz, (Latino Jam, 2004), quizá sus mejores discos. Mucho más allá de la promoción o la crítica de la gang life, Capone mantiene un posicionamiento radical y hasta político frente a una industria que, como la sociedad gringa en general, desprecia a su pueblo. Es uno de tantos OG’s que ha sido pagado mucho más en reconocimiento y respeto que en cash. Su actitud firme, no obstante, le ha granjeado más de un enemigo durante su carrera.
A mediados de la primera década de los dos miles, Capone tuvo un beef muy sonado con el artista Mr. Capone-E de San Gabriel Valley, fundador y CEO del sello Hi Power Entertainment. Ofendido por lo que entendía como una copia de su alias, Capone tiró a Mr. Capone-E . Es gracioso que la razón que Capone utilizaba para desacreditar a Mr. Capone-E es que era demasiado guapo para ser un gánster. No sólo no le acusaba de no ser un verdadero gángster, sino de no ser chicano, ni siquiera latino. Esto creó mucha especulación y debate en los mentideros de Internet. Tuvieron que pasar unos años para que lo aclarara públicamente el propio Fahd Azam, nombre real de Mr.Capone-E, de ascendencia pakistaní. El transracialismo en las pandillas ocupa varios capítulos en el ensayo de Robert D. Weide en el que disecciona los distintos tabús y conflictos de afroamericanos en gangs sureñas y chicanos en sets Bloods y Crips. El mundo ha cambiado y la gang life también, pero en las entrevistas que realiza el autor – de ascendencia iraní pero criado en el ecosistema de gangs sureñas angelinas- se percibe esa reticencia en los miembros pandilleros más antiguos a admitir otras nacionalidades o etnias distintas a la original de la banda. Tanto OG Bloods y Crips como veteranos sureños se aferran a sus raíces. Es muy significativo que las respuestas de los pandilleros más reacios a permitir no latinos en su grupo vengan sobre todo de gangs en East L.A. La población latina en esta área de la ciudad representa más del 95% de su total, la mayor proporción de población latina en una ciudad estadounidense sin contar las de Puerto Rico. En South L.A., afroamericanos, latinos y otras comunidades se han visto obligados a convivir de forma más natural y el mapa y ADN de las pandillas es considerablemente más heterogéneo.
Capone levantó igualmente muchas ampollas cuando en 1998 colaboró con Sir Dyno de Darkroom Familia, un grupo muy reconocido dentro de la escena de norteños cuyos miembros proceden de Hayward y otros puntos de la Bahía de San Francisco. Darkroom Familia, dicho sea de paso, comparte con Conejo el gusto por la recreación de atmósferas lúgubres y los creepy tales. En 1998 Capone invitó a Sir Dyno en el track «Chicano Life» de su álbum Chicano World. Aunque Capone no residía ya en California, está afiliado a la pandilla sureña Varrio San Fers (VSF13) de San Fernando Valley. Sir Dyno, de quien se rumoreaba que antiguamente había sido sureño, estaba claramente ligado a los norteños, habiendo sido escogido a finales de los 90 por Robert «Huero» Gratton, líder de Nuestra Familia y fundador de North Star Records. Huero montó ese sello para producir un álbum con el que unir y atraer a los distintos sets norteños y al mismo tiempo lavar dinero de la organización carcelaria. Aunque ambos artistas en ese momento eran abanderados del brown pride, profundizaron casi a continuación en sus respectivos lazos sureños y norteños, tomando una posición más marcada y lanzando sus correspondientes diss tracks al bando enemigo. Los negocios que hizo Sir Dyno con Nuestra Familia hicieron que su vida diera un giro inesperado y terminara en la cárcel tras una acusación RICO. Actualmente es pastor evangélico. Robert «Huerito» Gratton murió en un accidente de coche el 18 de julio de 2008. Estaba desde hace años en un programa de protección de testigos después de haber declarado contra más de 350 miembros de Nuestra Familia. Quizá «Chicano Life» sea el único corte en el que se rozan ambos frentes, sureños y norteños.
No ocurre lo mismo entre Bloods y Crips, donde la música está llena de ejemplos de canciones y álbumes colaborativos de archienemigos: desde los recopilatorios Bangin’ On Wax hasta el proyecto entre Point Blank y Z-Ro The Blood and the Crip, pasando por los distintos feats entre YG y Nipsey Hussle o la actual relación familiar entre Sada Baby y Icewear Vezzo en Detroit. Bien sea por dinero o por una verdadera intención pacificadora, parece que algunas rencillas históricas entre pandillas han sido superadas en la música de forma más natural entre Bloods y Crips que entre gangs latinas. La obra de Robert D. Weide deja entrever cómo, sobre todo las gangs chicanas, presionadas por sus veteranos, se resisten más que las afroamericanas a desmarcarse de la tradición y la situación bélica inicial.
Por su parte, Conejo también ha mantenido durante largo tiempo este beef que inició Capone con Mr. Capone-E. Incluso lo extendió a otros miembros de Hi Power como Mr. Criminal, Miss Lady Pink y Torpedos, a los que insulta en el tema ‘Hi Coward’ de su mixtape Anti-Christ. El nombre del sello de Mr. Capone-E es un guiño a los high power, un tipo de módulo de las prisiones californianas en los que son aislados, entre otros, los verdaderos líderes de bandas, algo con lo que Conejo dice estar más familiarizado que Mr. Capone-E. Hubo un momento en que Conejo estaba desatado y lanzó sus shots a diestro y siniestro: contra Lil Rob, Darkroom Familia, los Bloods, los Crips y hasta Cypress Hill. Todo en ello en el tema ‘Mad At The World’. Ahí también tiró a Royal T dueño del sello Low Profile Records, casa de Mr. Sancho de Califa Thugs, a Mr Shadow o Mr. Lil One, palabras mayores del rap chicano en San Diego. Sin embargo, ese beef parece que no llegó más allá y no impidió que apareciera en trabajos con Shadow o Lil Uno o colaboraciones con Mr Knightowl, leyenda de la misma city fallecido en 2020.
2013 fue el año más prolífico para Conejo, alcanzó a publicar una veintena de trabajos en solitario y álbumes colaborativos. Casualmente, ese mismo año comenzaron las tiranteces con Big Lokote, un rapper asociado a la pandilla Cuatro Flats 13, una ganga con mucha antigüedad del este, que le acusó en el tema ‘Shallow Lames’ de ser un informante de la policía para reducir su condena. Tras su captura y llegada a Estados Unidos, Conejo fue conducido a L.A. County Jail a la espera de juicio. La fiscalía le pedía 30 años que pudo reducir a 5 y obtener la libertad tras dos años. Conejo contraatacó en un tema llamado ‘‘Cause It’s Real’, donde instaba a Big Lokote a presentar documentación que le incriminara en colaborar con las autoridades en 14 días. Ahí terminó el asunto. Obtener paperwork de un rapero en 2023 es bastante fácil. En ese mismo tema también le acusaba de ser un adicto a la heroína. Si criminalizar a un usuario de drogas es de por sí débil, lo es más en el hip hop donde las personas abstemias son una clara minoría. Para más inri, cualquiera que haya escuchado alguno de las decenas de álbumes que Conejo había publicado para entonces sabe perfectamente que era un consumidor habitual de heroína. Precisamente, la heroína – o ‘carga’ en su argot- es un tema muy recurrente en los relatos de sus discos de finales de los 90 y la primera década de los 2000.
«I react, I attack, enemigas they collapse like carga, it’s that needle in my vein, pumping through my system, going straight to my brain, en loquera, ese that be my choice!», así abre en ‘Shady’ con la visceralidad que le caracteriza. Quizá ésta sea otra de las peculiaridades de Conejo. Si se pueden contar con los dedos los rappers que hablan del consumo de heroína en primera persona, seguramente él tiene el -debatible- mérito de ser el primero en hacerlo en la comunidad chicana («I’m psycho, todo flaco from the piedras that I smoke»), añadiendo a sus storytellings el punto paranoide del síndrome de abstinencia. El resorte de desconfianza de quien sobrevive acechado por muchos enemigos diferentes, pendiente de cada ranfla que se acerca lentamente, durmiendo con un ojo abierto…llevado al extremo. Paniqueado, como dice en ocasiones.
«I was young homie, but I remember it all too well
Looked in the mirror, a car was following me
I shot through the barrio but he kept on following me
I knew what was up so I reached for the stash
Picked a battle ground that was headed in my path
My mind, started playing tricks
So I knew that it was time to do my daily fix»
La portada de su disco Game Over editado en 2009 es en realidad una foto suya tomada en los apartamentos de Estrella Avenue en 1997 y posteriormente modificada. En la foto original Conejo sostenía una jeringuilla en su oreja, donde la gran mayoría lleva un blunt. Por razones comerciales obvias ese detalle se photoshopeó en la cover oficial del LP.
Aparentemente, el beef entre Hi Power y Capone y Conejo ha terminado, como afirmó Mr. Capone-E en un directo de Instagram en el que concluye llamando a la unión de todos los sets contra Tekashi 69. Cuando el controvertido Tekashi 69 estaba en su apogeo musical y todavía era un miembro más de los Nine Trey Bloods de Nueva York, causó un gran contubernio entre las bandas angelinas cuando manifestó en redes que no haría el habitual check-out con ninguna gang a su llegada a L.A., rompiendo una regla básica que cualquier miembro de una pandilla que se desplaza a otra ciudad debe acatar. Ese desprecio unió varios frentes. «Mi primo, mi hermano y yo contra el extraño».
«ESE WATCH YOUR BACK, CAUSE IT ALL COMES BACK!»
El 16 de noviembre de 2016 José Martín aka Conejo fue detenido en Tijuana, Baja California. Su mugshot revela un cambio sustancial en el aspecto físico: ya no se aprecia al vato flaco, consumido, con una mirada que acuchillaba. En la foto del momento pesa unos 20 kilos más, que tampoco le sobran. Su clásico bigote cholo ha desaparecido pero su mirada sigue siendo inquisitoria. Lo exhiben como a un trofeo. Transmite la fiereza acumulada de quince años de gangbanging y otros quince de sobrevivir en la sombra huyendo de la justicia estadounidense. Ed Calderón, el especialista en narcotráfico que entrevistó a Conejo una vez ya libre, era policía y miembro del grupo de operaciones especiales en la frontera que detuvo al rapero prófugo.
Durante su condena de 14 meses en suelo estadounidense, a través de la campaña #FreeConejo y la comunicación con DJ Motiv8, Conejo decía estar en «good spirits». Tras su salida de prisión en 2018, sus papeles en cine y TV y las numerosas colaboraciones con artistas chicanos le trajeron definitivamente a la plena legalidad. Una de esas colabos, antaño impensable para Conejo, fue con el dúo cholo goth Prayers de San Diego, coincidiendo con una etapa más espiritual, acorde a su estatus de veterano. Leafar Reyes -su nombre es Rafael escrito al revés-, el vocalista de Prayers, es miembro de Sherman 27th Street Grant Hill Park Gang, una de las pandillas sureñas más antiguas de San Diego. El respeto a su música y la importancia de haber acuñado un género se comprueban en la inmunidad y protección que ha tenido Prayers en varios shows en la ciudad californiana de San José, territorio norteño.
Actualmente, Conejo dice que le apasiona el jazz, es cinturón negro de kenpo desde sus años en México y confiesa que uno de sus escritores preferidos es Paulo Coelho. Unos gustos y hábitos radicalmente alejados del bucle de violencia que vivía en 1991. «When bad things happen, it all comes back». El mix se cierra con el que quizá sea su tema más conocido, «It All Comes Back Pt.II», una canción ya escrita en la época de sus demos que reúne todos los ingredientes de su música: un beat sombrío y una historia real de venganza en los años más cruentos de las guerras pandilleras.
«Imma take you motherfuckers back to 91, homies was doing Juvenile Life up in CYA, while the rest of us…». A este anthem le acompaña un videoclip en un cementerio en el que Conejo aparece sobre un croma, alimentando la leyenda de su fuga y haciendo imposible una actitud más real. Ese bucle mortal del año 1991, paradójicamente, estaba lleno de lecciones de vida. «Enemigas get shot up and every day is a lesson!». Conejo cuenta los pormenores como pocos, pero extrae la moraleja vital como ninguno. «Y mi historia se acaba, con estas palabras: Ese watch your back, cause it all comes back!».
Texto por BigBrothaBob
Mixtape por Hardee Jay
Artwork por Dasar