«De casi todo hace ya veinte años», acostumbraba a decir el poeta Jaime Gil de Biedma, aludiendo irónicamente a la borrascosa época de juergas de la que había gozado entre 1950 y 1970. Había conocido la vida en todas sus dimensiones durante esas dos décadas y lo recordaba con nostalgia mientras se lo comía el VIH.
Hace dos días, el martes 11 de marzo, se cumplieron diez años del atentado que marcó un antes y un después para Madrid y lo que no es Madrid. Diez años. 10. Todo el mundo recuerda dónde estaba cuando se enteró. Casi doscientos muertos. La mayoría iba a trabajar, ahora están en Ávalon o donde les corresponda, pero no hay necesidad de seguir mirando atrás. «Llorémoslos, sí, hasta que se agoten las lágrimas, o nuestras vidas. Pero ya no después», explicaba Jay Marías en una de sus lecciones dominicales. Descansan en paz, seguro.
En 2004 salió precisamente a la venta En Paz, de Mitsuruggy, un joven que venía peleando duro en el circuito maquetero y que por fin daba el salto con un disco editado por un sello oficial. Muchas cosas han cambiado, pero él ha sido uno de los responsables de que Madrid tenga un poquito más de relieve en el mapa. Después de Sangre Azul (Lam Records, 2005) apostó por la independencia y formalizó la plataforma Uglyworkz convirtiéndola en sello. Montaron sus fiestas, editaron su discos y los vendieron en mano, demostrando que, si se quiere, se puede. Lo que tenemos hoy, diez años después, seguramente no existiría si ellos no se hubiesen tirado al barro. Desafortunadamente, tuvimos que decirles adiós y gracias hace exactamente dos años.
Hace diez años salió Vintage de Chirie Vegas al mismo tiempo que nacía Gamberros Pro; disco, artista y sello que, moviéndose en silencio, han cambiado el rumbo del juego, le pese a quien le pese. Ya no son las gorras, el sonido o la jerga sino algo mucho más importante: la ausencia de dogmas y prejuicios, el eslogan «Yes We Can« traído fresco en el DeLorean y fusionado perfectamente con el Do It Yourself. Imposible resumir en estas líneas todo lo que han hecho, pero tendrán su hueco si se prestan, porque GP todavía sigue. Nuestra más sincera felicitación por estos diez años.
Hace diez años se empezó a moldear lo que se ha denominado a veces en el hip hop español, quizá erróneamente, como estilo Madrid. Chirie Vegas o Mitsuruggy querían devolver la corona a Madrid. En una órbita distinta, Toscano o el combo Guante Blanco, en sus respectivas maquetas, también de 2004, sentaron la base de unos patrones que se han repetido durante estos dos lustros hasta la saciedad. Pero también había cambiado el chip en el resto de ciudades. En Santander, Chinatown ya habían cocinado algo, que todavía perdura. En Valladolid la nave estaba aún en el hangar pero a punto de despegar y Galicia ha tramado siempre en voz baja hasta hoy. En Bilbao, Don Cristal estaba a punto de mutar. En Sevilla llegaba el relevo distorsionado de la mano de S Curro. Desde Asturias, Torrico y Ju Fernández tenían una conecta nada más y nada menos que con Dipset, mientras que el trío valenciano Cookin’ Soul empezaba a hacer las Américas. No me quiero arriesgar con Barcelona pero es imposible pasar por alto lo que están haciendo este 2014 Cecilo G o los granadinos Kefta Boyz, ahora afincados allí. Y a todo esto, la revista Serie B comenzaba en 2004 su segunda etapa. Quien guarde la colección completa en la estantería sabrá probablemente la buena labor que hicieron.
Es imposible citar a todos los que han hecho que durante estos diez años el hip hop español evolucione, se libere de barreras mentales y actualmente nos dé casi cada semana placenteras escuchas, visualizaciones y vivencias como la reciente fiesta Respect Da Architects.
«¿Cuándo llegará la Golden Era del rap español?», pensarán algunos. Han pasado diez años de casi todo, dentro de otros diez lo podemos debatir.
«The Golden Era of rap will always be a part of me! The future talks to me because the present is ignoring me!» Canibus.