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Jazz Voyages XII: Pete Turner, el color del jazz

En un contexto en el que la estética dominante de la fotografía  se basa en la desaturación del color y ese efecto de ‘lente empañada’ que tanto nos transporta a una atmósfera invernal, viene bien recordar bajo este sol a viejos maestros y pioneros del color, en concreto Pete Turner. Saturación, colores eléctricos y llenos de vida son algunas de las características que se le atribuyen a este autor. Pero no sólo eso, sino también la música jazz. Cierto es, como ya vinimos hablando en CryptaMag, que la legendaria discográfica Blue Note ha favorecido en su mayor parte a construir cierta concepción gráfica del jazz, sin embargo, la obra de Pete también ha sido un gran referente en el género durante las décadas de los 50, 60 y 70. Y aunque no todo en su carrera son las portadas de discos, es una de las facetas por las que más se le identifica.

Pete nace en Nueva York en 1934. Se graduó en el Instituto Rochester de Tecnología acompañado por otros maestros consagrados de la fotografía como Bruce Davidson o Jerry Uelsmann. Se caracteriza por ser uno de los pioneros de la fotografía en color. En 1986 publicó su primera monografía (Pete Turner Photographs) y más adelante su segundo libro donde recopila una serie de imágenes que documentan su estancia en África. Pete Turner siempre ha estado muy unido a este continente convirtiéndolo casi en su principal fuente de inspiración, tanto por los motivos captados como por la colorimetría de sus fotografías.

Su conexión profesional con el productor Creed Tylor hizo que el proceso de inmersión en el mundo de las portadas fuera sobre ruedas. Fue Pete el que desde un primer momento acudió a Creed personalmente en busca de reconocimiento. Mientras estaba en el ejército, Turner encontró especial interés en las portadas de discos, dando la casualidad de que el nombre con el que más se topaba en los reversos era el de Creed Tylor.  Al ver el portfolio de Turner, el productor musical en seguida se interesó por el trabajo del fotógrafo profundamente y decidió que su arte debía estar dentro de su productora, CTI Records. Pero lo cierto es que su admiración por él nunca dejó de crecer. Tanto era así que en 2006 junto con Quincy Jones y Ashley Kahn  publicó un libro que recopiló los mejores trabajos de Turner en la discográfica, llamado: «The Color Of Jazz».

“He trabajado con muchos  fotógrafos en los últimos años, pero nadie se destacó como Pete. Él no sólo tiene la sensibilidad de un músico de jazz, sino que simplemente toca un instrumento diferente “

· Creed Tylor en The Color of jazz

Turner trabajó para revistas mundialmente conocidas como Life, Look o Esquire. Dentro siempre del ámbito de la prensa y la publicidad, Pete es uno de esos fotógrafos todo terreno, llevando a cabo desde la fotografía publicitaria para «Encuentros de Primera Fase» de Spielberg hasta publicaciones para Playboy. No obstante, llegó a encontrarse más cómodo en la creación de portadas de discos, simplemente porque creía que las imágenes que ilustraban aquellos plásticos iban más allá de la mera observación. Estaban pensadas para ser conservadas y disfrutar de ellas una y otra vez.

La gente tira las revistas después de haberlas leído. Pero, nunca he visto la portada de un disco desechada.“

· Pete Turner

Nada obsesionado con los retratos y formas humanas, Turner trabajaba más entorno a una idea abstracta a través de formas arquitectónicas o paisajes naturales, cuyas imágenes captadas evocaban e inspiraban la idea del disco. Con cierta artificialidad provocada por esos intensos colores, elaboraba una captura, un concepto concreto y preciso más cercano a la apariencia de un diseño creado por vectores que a la fotografía en su sentido más tradicional. Por lo tanto, en ese sentido fue de lo más experimental del momento. En primer lugar por buscar inspiración fuera del clásico retrato del artista y en segundo lugar por destacar con su particular estilo en el uso del color en plenas décadas de los 50 y principios de los 60, en un momento donde el blanco y negro era lo más usual, tanto por lo económico como por lo acostumbrados que estaban a él los ojos de la sociedad de la época.

Es muy probable que muchos recuerden alguna de sus portadas sin haber conocido el nombre que había detrás de ellas pero es que su estilo es mucho más reconocible de lo que podemos pensar, sólo hace falta poner un poco de atención. Pete trabajó mano a mano con la discográfica CTI, podríamos decir que significó para CTI lo que Francis Wolff para Blue Note. Pero, en este caso no había una presencia tan notoria del diseñador gráfico ni de tipografías experimentales  puesto que en las portadas de CTI había una diferenciación muy clara entre la imagen y el título o nombre del artista, y no había ninguna clase de simbiosis entre los dos elementos.

1_Wave

Para ilustrar mejor el trabajo de Turner sería conveniente hacer un pequeño recorrido de forma cronológica por sus portadas más destacadas. El álbum «Wave» (1967) de Antonio Carlos Jobim muestra perfectamente esa predilección que tenía el fotógrafo con África, sin embargo, se presenta un paisaje totalmente artificial y un tanto atípico respecto al concepto que se tiene convencionalmente del continente, gracias principalmente al tratamiento y uso del color. En estos casos los filtros de diferentes colores eran su mejor aliado para conseguir resultados de ese tipo. En plenos años 60 cuando incluso la fotografía en color a veces ya era un riesgo en sí, no le preocupaba cambiar el color original de los objetos naturales que fotografiaba. De hecho, se ganó más de un enemigo por esto. Algún que otro colega purista odiaba o no comprendía la técnica artística de Pete. Lo cierto es que la excesiva y evidente manipulación de la fotografía no ha tenido siempre muy buena acogida en el ámbito fotográfico más tradicional, pero quizá sí en el arte en general. Al fin y al cabo, para muchos la creación de portadas de discos es una disciplina artística más, derivada de las distintas artes visuales y gráficas.

Como ya señalo anteriormente, Turner solía crear entorno a un concepto muy preciso con un resultado exento de ruido visual, es decir, sus fotografías tocaban lo minimalista pero sin caer en lo insulso o vacío. Junto a la icónica portada de «Wave» también se encuentra «Roadsong» (1968) de Wes Montgomery, otra de sus referencias más destacadas. Está claro que la originalidad de Turner le impedía ilustrar un disco llamado «Roadsong» con un fotogénico Cadillac sobre la típica carretera interminable, así que plantea un juego de perspectivas donde dos elementos aparentemente sencillos como son una valla y un coche cobran un papel fundamental. La valla parece ser la estela o rastro que va dejando el coche que aparece a lo lejos. De esta manera, se crea una imagen que parece haber sido diseñada desde cero, pero además da esa sensación de lejanía e infinidad que consigue la inconfundible carretera de Arizona. En portadas como ésta se puede ver esa visión privilegiada de Turner por las construcciones, ya que tenía especial fijación e interés en la arquitectura. También se refleja muy bien en «Rambler» (1973) de Gabor Szabo donde a través de lo que puede parecer un techo o pared crea una imagen totalmente saturada de color (como es habitual en él) y llena de líneas en diagonal.

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2_Roadsong_Rambler

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Aunque CTI haya producido discos de jazz de varias ramas, lo cierto es que tiene una gran influencia latinoamericana. ¿Qué imaginas cuando piensas en Latinoamérica? No es casualidad que la fotografía y la colorimetría de Turner sea idónea para discos como los que hemos estado viendo. En este caso es esencial la concepción psicológica que convencionalmente se tiene de los colores. Turner explotaba al máximo los colores cálidos unidos a la alegría, el calor, la pasión o el amor…características que en la cultura occidental están muy ligadas a Latinoamérica.  La discográfica también se caracterizó por sus producciones de soul jazz que Pete Turner supo ilustrar perfectamente. Portadas como «Sugar» (1971) de Stanley Turrentine, aluden directamente a la sensualidad, a lo íntimo y pasional, además ¿puede haber un nombre con más soul que ‘Sugar’?.

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3_Sugar____

Y en lo que respecta al retrato, no es una temática muy repetida en Pete Turner aunque sí tiene otras portadas en las que recurre a él. Pero, siempre llevado a su estilo más personal. Sigue sin plasmar en su totalidad el objeto fotografiado, acude a la ocultación o a la selección de un pequeño detalle del rostro o del cuerpo humano. Se desprende de todas esas portadas llenas de retratos vacíos de artistas con miradas y sonrisas a la cámara. «Trust In Me» (1968) de Soul Flutes plasma unos labios entreabiertos que parecen estar reteniendo ese soul deseoso de salir mientras susurran que confíes en ellos. Mediante el uso del claroscuro consigue crear un halo de misterio unido a la sensualidad que desprenden los labios femeninos. Se puede seguir viendo su particular minimalismo y la potenciación del color rojo. Un rojo fuego como el de las manos de «Fingers» (1973) de Airto.

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4_Trust_Fingers

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Otros de sus retratos son los de «Stone Flowers» (1970) u «Outback» (1971). Ambos perfiles en contraluz muy marcado, dejando claras las líneas del rostro, destacando siempre la saturación del fondo. De nuevo se puede apreciar que sin duda los puntos fuertes de Turner son las líneas y el color.

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5_Stoneflowes_Outback

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6_Sunflowers

Y hablando de contraluces es imposible obviar otra de sus fotografías más distintivas, la que ilustra «Sunflowers» (1973) de Milt Jackson, una imagen que transporta directamente a un lugar exótico casi paradisíaco y con atardeceres perfectos, lleva de regreso a África. En este caso, a diferencia de Wave, la escena es más natural y verosímil, aunque como siempre llevando el color al extremo.

Influenciado no sólo por el minimalismo sino también por el surrealismo, sin duda este interesante fotógrafo ha despertado en las mentes de los aficionados al jazz explosiones de colores vibrantes e imposibles, llegando a crear una atmósfera exclusiva. Quién no ha imaginado (incluso respirado) el amarillo atardecer mientras sonaban las notas de ese vibráfono en manos de Milt Jackson en Sunflower o se ha sentido abrasado bajo un sol naranja fuego mientras escuchaba la bossa-nova de Antonio Carlos Jobim.

Texto por Victoria Gee