Lunes 16 de Marzo de 2015 · 21:00h
Sala: Teatro Barceló (Madrid)
Precio: 20€
Organiza: HeartOfGold & Houston Party
Fotografías por P.delaVega.
Con su «Half The City» publicado por Single Lock Records, St. Paul & The Broken Bones se convirtieron en uno de los grupos revelación del 2014 en la escena soul internacional. Su agenda por Europa tenía dos fechas en España, domingo 15 de Marzo en la barcelonesa Sala Bikini y lunes 16 en Madrid. Que fuera una putada para los madrileños, o una forma cojonuda de empezar la semana, es lo que había que comprobar.
La sala estaba bastante llena, y los Broken Bones comenzaron a tomar posiciones para presentarse con una pieza instrumental que tuvo al teclista Al Gamble como protagonista. Al acabar, Paul Janeway aka St. Paul hizo aparición por el escenario vestido de traje con un pañuelo rojo en el bolsillo de la americana y unos zapatos blancos. Correspondiente saludo al público de Madrid, y el animado estribillo de ‘Don’t Mean A Thing’ empezó a sonar.
Seguramente no sería el único de los presentes en estar impaciente por comprobar si la voz de Paul lucía tanto en directo como en el disco. Pues bien, ‘Don’t Mean A Thing’, con la bajada notable de intensidad que tiene en las estrofas, parecía la canción perfecta para abrir el show y despejar de golpe esa duda. No sólo respaldaba la voz del disco, si no que después del directo, parece que en el disco esté rindiendo al cincuenta por ciento. La respuesta del público fue sorprendentemente inmediata, como si St. Paul & The Broken Bones les hubieran arrancado toda la pereza del lunes, y entre aplausos el batería (creo que Andrew Lee) hizo un redoble y tocaron ‘Sugar Dyed’, uno de los temas más bailables del grupo.
Siguieron sonando canciones del disco como ‘I’m Torn Up’, y la banda se mostraba cómoda y totalmente acompasada mientras St. Paul se movía enérgicamente por el escenario bailando, gesticulando, y haciendo juegos con el micro. Uno de los momentos más simpáticos fue cuando se sacó el pañuelo rojo del bolsillo para dirigir a la banda con él en un cierre de canción (no recuerdo cual exactamente). Estábamos ante un auténtico reverendo del soul, pero blanco, con gafas de pasta, y un peinado que le daba un ligero toque freak.
Hicieron un descanso en su repertorio, para tocar uno de los primeros covers, ‘Shake’, corte que Sam Cooke grabó en su última sesión de estudio antes de su muerte en 1964. La música de los Corazones Rotos mamaba de Sam y lo mínimo era tributarlo, al igual que harían más tarde con Otis Redding. Pero lo que nos pilló de sorpresa es que unas canciones después de versionar a Sam Cooke, lo hicieran con Radiohead y su ‘Fake Plastic Trees’, o con Bowie y ‘Moonage Daydream’. Estos artistas se alejaban algo más de su estilo, pero St. Paul y sus Broken Bones las traían a su terreno con un respeto y un gusto exquisitos.
De “Half the City” sonaron prácticamente todos los temas, siendo difícil detallar momentos concretos ya que en prácticamente todas las canciones dejaban un detalle que hacía esa canción inolvidable. Preferí vivirlo que apuntar continuamente y perdérmelo. Sí recuerdo que con ‘Broken Bones & Pocket Change’, St. Paul hizo una escenificación amorosa similar a la que habíamos vivido días atrás con Eli Paperboy Reed en la Sala Sol, llegando incluso a quitarse el zapato, para arrodillado golpearlo rabiosamente contra el suelo.
La fuerza y simpatía de la banda, esa nostalgia festiva de la que se impregna el soul, y la potente y espectacular voz de Paul Janeway llegaron tan intensamente al público, que tras una canción la sala entera comenzó a corear “Oeee, oe, oe, oeeeee” durante varios minutos como si de una celebración de Champions se tratara. La banda estaba totalmente perpleja, salvo el trombonista Ben Griner y algún miembro más que saltaba levemente en el sitio coreando con el público. Pero la gente no se callaba, y St. Paul se vio obligado a cortar los cánticos (muy amablemente, eso sí) porque si no se caerían un par de canciones del repertorio.
Tras el clásico amago de despedida, llegaron los bises con ‘Call Me’ y una versión de ‘Try A Little Tenderness’ de Otis Redding que cerró una noche fantástica de lunes que hizo que el resto de la semana perdiera importancia. No sé quiénes saldrían más contentos del concierto, si el público o St. Paul y los Broken Bones, pero lo que está claro es que nos fuimos de allí enamorados, sabiendo que en algún momento volveríamos a encontrarnos en España.