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El Universo Visual del P-Funk

“Érase una vez en los días de Funkapus, el concepto de Afronauta, especialmente diseñado para funkatizar galaxias. Recayó primero en el hombre inmaduro, pero más tarde fue ocultado entre los secretos de las pirámides, hasta que se adoptara una actitud más positiva hacia este tan sagrado fenómeno, el clone funk.

(Queremos el funk, suelta el funk ahí)

En la tierra, esperaría junto con sus cohabitantes, los reyes y faraones, como una bella durmiente que con un beso haría que lo liberase para multiplicarse a imagen del elegido: Dr Funkenstein.

El funk es su propio hallazgo, ¿debería asustarte?”

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Con este texto recitado por George Clinton comienza The Clones del Dr. Funkenstein’ (1976), de Parliament. Tan característico como confuso, es uno de los textos más reveladores entorno al universo P-Funk. Da algunas de las claves para descifrar la base de la filosofía del funk de Clinton. Y hablo del Funk de Clinton porque como bien es sabido creó un estilo especial además de espacial, un género musical extrasensorial y extraterrenal. Un funk que no era de este planeta. El innovador estilo de Clinton no sólo supuso un estallido de nuevos y extraños sonidos si no que el líder de Parliament y Funkadelic supo captar y expresar tanto la esencia como el mensaje de su música a través de toda la parafernalia de la que estaba rodeado, desde la puesta en escena de los directos hasta el artwork. A lo largo de la historia podemos encontrar grupos que musicalmente han significado mucho pero que en su momento pasaron un tanto desapercibidos por no saber aprovechar bien sus cartas en lo que se refiere al trabajo visual.

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DEL FUTURISMO FUNKY A LA GALAXIA PSICODÉLICA

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Puesto que es dificultoso comprender el universo visual de Funkadelic sin referirse a Parliament, y viceversa, lo más adecuado es introducir el análisis en la figura e ideología ‘Clintoniana’. George Clinton, formó Funkadelic en 1968 tras perder los derechos del nombre del grupo The Parliaments, que creó junto con la discográfica Revilot y años más tarde comenzó con Parliament, otra banda que reunía a los mismos componentes que Funkadelic. Su época de mayor esplendor se desarrolló durante los años 70 con un particular estilo que acabó recibiendo el nombre de P-Funk (Parliament-Funkadelic) o lo que otros prefieren llamar, ‘Pure Funk’.

En el preludio citado anteriormente, el Doctor Funkestein, habla de clones del funk, una especie de humanoides, creados específicamente para transportar la música funk a todas las partes de la tierra.

El punto de partida es que la música funk viene de otro lugar, un lugar muy remoto ajeno a lo humano y a lo terrenal, en cierta manera aparece la figura de una especie de mesías afrofuturista, ¿te suena de algo? Hablar de mesías negro es hablar de la figura del Black Moses, es sacar de nuevo a la palestra la teoría afro-centrista y  por ende el deseo de reafirmación de una cultura ante la sociedad. Por lo tanto, el funk según Clinton, no sólo existe para sudarlo en la pista, si no que se presenta como algo sagrado y ancestral. Eso explicaría la antipatía de Mr. Funkestein hacia la música disco, considerándola como la simplificación y comercialización del ‘puro funk’.  La portada de «Funkentelechy vs The Placebo Syndrome» (1977 · Casablanca) ilustra a la perfección esta idea. Se puede ver cómo Funkentelechy, personaje de ficción creado por el propio Parliament, quiere erradicar al “Síndrome placebo” personificado, un concepto con que el que Clinton se refería a la música disco. Funkentelechy usa un arma que implica la ‘conversión’ de su oponente al funk. Una transformación que recuerda a la que se muestra en la portada desplegada de «Tales Of Kidd Funkadelic» (1976 · Westbound Records).

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Pero volviendo al texto introductorio, la siguiente señal viene relacionada directamente con pirámides y faraones, es decir, lo mitológico. Es una manera de remontarse a lo los orígenes, para rescatar la esencia. Por supuesto, ese mesías afro-futurista es un individuo con un poder extraordinario, nadie más es capaz de desempeñar su trabajo, sin olvidar que su misión es reclutar. El concepto de ‘reclutamiento’ también está muy presente en la mitología P-Funk, El funk se presenta como una especie de religión que necesita adeptos.

Hay que decir que es una forma muy inteligente de publicitarlo cuando en el fondo también se trata de conseguir compradores de discos. En ocasiones, se pasea esa religión con actitud sectaria en portadas como «Let’s Take It To The Stage» (1975 · Westbound Records) de Funkadelic, donde podemos ver cómo esa especie de calavera que representa el espíritu de la banda, parece arrastrar a través de vectores a una especie de zombie para tomarlo al funk alienígena.

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Lo más interesante de todo, es que a pesar de su apariencia retro-futurista, el universo P-Funk se nutre de las raíces y los orígenes de la teoría afro-centrista, cargado de ideales y crítica hacia la sociedad del momento. De alguna manera, esa atracción por lo desconocido tiene que ver con el descontento general hacia la forma de vida terrenal del momento. Sin embargo, a Clinton también le fascinaba la idea de presentar al “hombre negro” en un lugar donde nunca antes había sido visto, dentro de un cosmos futurista y fuera del planeta Tierra. A la vez era una forma de protestar ante esa discriminación racial que propagaba el joven género de la Ciencia Ficción.

Años después, estas ideas que empezaron a germinar en «Space Is The Place» de Sun Ra (1972 . Blue Thumb Records), se aúnan creando una de corriente estética, literaria y filosófica llamada afro-futurismo. George Clinton fue uno de los precursores del concepto junto con Sun-Ra y otros hitos como Herbie Hancock e incluso el propio Miles Davis. De hecho, para documentar y definir el concepto, se usan muchas de las portadas de Parliament que entonces marcaron la referencia, especialmente la de «Mothership Connection» (1975 · Casablanca).

El documental «The Last Angel Of History» (1996 · John Akomfrah) precisamente trata algunas nociones del afro-futurismo como metáfora de la expansión de los ideales de la cultura afro y sus raíces a través de ejemplos como el de «Mothership» o el de «Space Is The Place». El documental reúne entrevistas con  personalidades de diferentes disciplinas, George Clinton y otros nombres como Samuel R.Delany son clave.

Para entender un poco el contexto, el afro-futurismo destaca por mezclar aspectos de la ciencia ficción, la novela histórica y diversas mitologías con el objetivo de poner en duda algunas convenciones de la cultura occidental bajo una visión afro-centrista. En este caso, por medio de la música y todo el concepto visual que le rodea, se trata de comprender ese futuro ficticio y fantasioso a través del pasado más primitivo.

Otros músicos como Africa Bambaata hasta Deltron 3030 han seguido rescatando el concepto. Pero si hubiera que marcar algún punto de partida oficial, sería en 1995 cuando el escritor Mark Dery daría el pistoletazo de salida en lo respectivo al estudio académico de esta teoría, gracias a su ensayo «Black To The Future» para el New York Times.

Otros artistas visuales también han seguido no tanto la línea estética marcada por el afro-futurismo de Parliament pero sí algunos de sus principios ideológicos. Fatimah Tuggar es una de ellas, sus collages fotográficos combinan la sociedad africana con elementos de la tecnología. La brecha digital que comenzó a definirse ante la posibilidad de acceso a Internet, es otro de los conceptos que critica el afro-futurismo, ya que define aún más las diferencias entre el primer y el tercer mundo. De ahí, la manifestación artística de la tecnología frente al mundo africano de Fatimah Tuggar. Otro ejemplo son las esculturas del escritor de graffiti Rammellzee, que recuerdan al estilo de ornamentación de Parliament.

Por supuesto, para analizar y “entender” el universo P-Funk es necesario mirarlo con perspectiva, ya que seguramente según la fantasía cósmica de Sun-Ra en 2014 ya estaríamos sobrevolando las ciudades en naves espaciales  De este modo, a partir de estas pequeñas premisas, la observación de cada uno de los elementos de las portadas de ambos grupos cobra sentido. Y a pesar de que la filosofía de Clinton puede llegar a ser similar a la hora de dirigir el trabajo visual de las dos bandas, el principal motivo por el que los universos visuales de Parliament y Funkadelic se distinguen, es por la utilización de la psicodelia en el artwork de Funkadelic.

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SECUELAS HIPPIES. LA FUNKADELIA

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En plenos años 70, en un contexto precedido por el movimiento hippie de los sesenta, las drogas alucinógenas, especialmente el LSD, siguen calando hondo en la música y en la sociedad. Como bien es sabido los efectos de esta droga ocasiones son puro fundamento para la creatividad y la inspiración. Nuevas corrientes artísticas comienzan a nutrirse de las secuelas provocadas por los excesos de la cultura hippie y underground, que vive por y para el culto a la música, la libertad, lo irracional y sensitivo.

Se continúa hablando del concepto de ‘psicodelia’, tendencia directamente relacionada con la excitación que provocaba el consumo de ácidos como el LSD unido al estado de inhibición causado por la música. Este concepto un tanto abstracto, comenzó a extenderse en disciplinas artísticas como la pintura, y a establecer unas pautas estéticas muy características, directamente relacionadas con los efectos reales que provoca dicha droga. Formas fractales y caleidoscópicas con colores brillantes y altamente contrastados; Horror vacui, figuras deslizantes, multiplicación de objetos o fluidos fluorescentes y acuosos son algunos de los elementos más repetidos en la ilustración de este estilo artístico.

Básicamente es la psicodelia lo que nutre el universo visual de Funkadelic. De hecho, Clinton buscaba precisamente esa simbiosis entre el funk y el sonido más puro del rock psicodélico. Algo que rompería el paradigma del funk en ese momento, dominado por el que lo popularizó, el Rey de Carolina del Sur, James Brown. Sonidos que se entremezclan, fuzz, instrumentos eléctricos y distorsionados. Se trataba de escapar del presente, de lo que les rodeaba, salir de la tierra con la intención de no volver, o volver para mejorar lo que hay. Ahora bien, no podemos negar las evidencias del discurso artístico de sus portadas, como tampoco podemos ignorar las particularidades de cada una de ellas.

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RECORRIDO POR EL ARTWORK DE FUNKADELIC

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Si observamos las portadas de Funkadelic, vemos que hay una homogeneidad estética sólo a partir del cuarto disco «America Eats Its Young» (1972 · Westbound Records). Las cuatro primeras portadas no consiguieron transmitir aún el espíritu de la banda, algo comprensible teniendo en cuenta que acababa de nacer y aún estaba por madurar. El primer disco, Funkadelic, aunque no fuera el diseño más original de la galaxia funky recogía uno de los elementos más simbólicos del arte de la psicodelia: la forma caleidoscópica (creada a partir del rostro de una mujer negra).

El segundo disco, «Free Your Mind…» (1970 · Westbound Records) a pesar de tener una fotografía bastante bien compuesta e icónica, hay algo que lo hace parecer un trabajo inacabado, y es precisamente la disposición y el diseño de la tipografía. Según algunos críticos musicalmente fue un disco poco elaborado y lógicamente como consecuencia también el artwork. El propio Clinton afirmó estar “avergonzado” porque el disco se grabó y mezcló en un día, y a pesar de todo llegó a funcionar. Los miembros de Funkadelic estaban totalmente sumidos en los efectos de las drogas, claro indicativo del nombre y el mensaje del disco. Y aunque en plenos setenta, músicos y drogas no fuera nada inaudito, el abuso fue tal que la banda estuvo a punto de desmoronarse, por eso Clinton comenzó a plantearse muchas cuestiones, entre ellas, trabajar más el potencial de sus músicos. Por eso, en 1971, una año más tarde de «Free Your Mind», aparece «Maggot Brain» (1971 · Westbound Records). Ahora sí, la banda había conseguido tomar las riendas, abriendo un nuevo camino para hacer historia.

Supuso una especie de ‘renacimiento’, literalmente, como esa cabeza afro brotando de la tierra. En esta portada ya aparece cierto equilibrio cromático dentro del diseño, entre colores cálidos y tierra con una composición más pensada y trabajada que el anterior disco. De ahí, que la cubierta de Maggot Brain se haya convertido con creces, en la imagen más emblemática de la banda. La fotografía es sencilla, pero la expresión lo dice todo, desprende ‘puro funk’.

En 1972, vuelven con «America Eats Its Young», esta vez con un mensaje que deja clara la crítica y el resquemor hacia la sociedad capitalista norteamericana, especialmente por símbolos como el dólar o la Estatua de la libertad mordiendo a bebés cual Saturno devorando a sus hijos. No puede ser más claro el discurso agresivo hacia la situación política de aquel entonces, en una época en la que EE.UU estaba en plena Guerra de Vietnam y además fue el momento del estallido del caso Watergate, uno de los mayores escándalos políticos registrados en la historia del país.

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Sin duda en este disco, dejan a un lado ese tímido acercamiento hacia lo psicodélico que llegaron a experimentar en su primer disco, aunque no se alejan del todo de la estética cómic que también les acabará por definir. Cabe destacar, que en estos primeros diseños, tampoco tenían determinado su famoso logo, por lo que usaron diseños muy dispares unos de otros hasta dar con él.

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LA LLEGADA DE CAPTAIN DRAW

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En «Cosmic Slop» (1973 · Westbound Records) aparece una nueva y gran figura, Pedro Bell, también conocido como Captain Draw, el ilustrador por excelencia de Funkadelic. Este artista ha llegado a configurar el universo visual de la banda, convirtiendo en dibujo parte del cosmos del P-Funk. Su estilo es inconfundible, siendo versionado y homenajeado de todas las maneras y para todos los gustos posibles. Influenciado por los cómics de Flash Gordon, Bell crea una atmósfera e historia propia en cada cubierta. Indudablemente el éxito de Funkadelic radicaba en la coherencia visual de sus trabajos, el artista lo tenía claro, «Si quieres sobrevivir, es mejor tener algún concepto visual, y si realmente quieres sobrevivir es mejor tener más que eso.» Y si  Parliament refleja ideas de afro-futurismo puro y duro, en Funkadelic se puede hablar de afro-psicodelia. Y no es por la afición de añadir el prefijo afro a cualquier concepto, sino porque el mismo Pedro Bell expresó que su intención era plasmar la psicodelia “desde la visión de un hombre negro”.  Eso explica por qué todas las figuras creadas en las portadas (a pesar de sus particularidades como seres extraños que son) tienen rasgos africanos.

Hasta «Uncle Jam Want You» (1979 · Warner Bros) todos los trabajos gráficos tienen bastantes puntos en común, especialmente la disposición de elementos y la colorimetría. Además, los ochenta tampoco pasarían desapercibidos en el departamento gráfico de la banda. La estética psicodélica-espacial de los setenta, cambia casi de forma radical cuando llega la moda ochentera, entrando con más fuerza el estilo cómic y otras técnicas como la aerografía. La portada que mejor sintetiza este cambio es la de The electric spanking of war babies (1981), cover que se suma a la lista de portadas censuradas de la historia. Parece ser que Warner Bros no terminó de aprobar que aquellos locos del funk quisieran mostrar una nave espacial en forma de pene, y lo “arreglaron” poniendo una especie de parche con recortes de diferentes estampados a modo de collage. Sin duda se habían cargado todo el sentido del título del disco, puesto que dentro de la nave se mostraba a una mujer recibiendo descargas eléctricas en las nalgas.

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Un concepto un tanto extraño y grotesco pero que no deja de tener sentido dentro del universo musical del funk -un tanto sexista- ya que al fin y al cabo está para moverlo. El grupo lo deja claro, uno de esos mensajes es la inhibición corporal a través de la música, simbolizando el trasero como la parte del cuerpo que permite el movimiento ‘sucio’ del funk que tanto quieren trasmitir. Son claras las connotaciones sexuales y sexistas, que desfavorecen la imagen de la mujer, la cual se presenta siempre como objeto de deseo. Pero por otro lado, aparece la figura femenina como procreadora de vida. No hay más que ver la portada de «Cosmic Slop» (1970), que ilustra a una especie de Pachamama  en un particular estilo psicodélico, desquiciado y con peinado afro, como no podía ser de otra manera. No había en aquel entonces un peinado que representara tanto por sí mismo.

El carácter atrevido y rebelde del funk rompía continuamente con los cánones de belleza impuestos por la cultura blanca, entre otras cosas porque tenía un porcentaje mucho menor de público blanco. Figuras como Betty Davis personifican el funk no sólo por su música, sino por la manera de expresarlo a través de su aspecto. Muchas otras discográficas (especialmente de jazz) optaron por adaptar los modelos negros de sus portadas a los cánones de belleza más occidentales, obviando el peinado afro.

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CRÍTICA A LA POLÍTICA

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«One Nation Under A Groove» (1978 · Warner Bros) o «Uncle Jam Wants You» (1979) cuentan con un discurso artístico menos elaborado, pero se centran en la transmisión clara y concisa de un mensaje socio-político. En la primera, Funkadelic está reclamando una nación dominada por el Groove, porque la música es el eje de todo, es lo que mueve el mundo y moviliza a las masas. Una nación que ondea orgullosa una bandera con las siglas “R&B”. De nuevo, la figura femenina cumple un papel esencial, en este caso es la que proclama el mensaje.

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En la segunda, todo buen observador que se precie, identificará las referencias del conjunto gráfico. La portada es un tributo a la famosa fotografía de uno de los fundadores del partido de los Pantera Negra,  Huey P. Newton. Fotografía que ha sido imitada en innumerables ocasiones. Otras figuras de la música como Leroy Boner o Al Green (I’m Still In Love With You) también han sido retratadas de forma similar a la imagen original de Huey P. Newton. En el caso de Funkadelic, la portada conforma su propia simbología a través del decorado y el vestuario de George Clinton. El diseño del vestuario sigue los colores de la bandera que hay detrás del Dr.Funkestein, misma bandera creada para One Nation Under A Groove.

Uncle Jam Wants You supone una secuela de su anterior disco, pero con un aire más provocador y militante al reseñar el conocido cartel del Tío Sam. De nuevo, la idea de ‘reclutar’ adeptos para crear un país liderado por el funk donde la máxima no sea otra que la liberación de los problemas mediante el baile (Rescue dance music from the blahs).  

A pesar de toda la paranoia de Bell, ‘Standing On The Verge Of Getting It On’ (1975) no se queda atrás en el militarismo. A su manera, retrata un ataque funkyrobótico en toda regla, un robot atizado cual caballo por dos seres inspirados en la Antigua Roma que gritan

“There’s nothing harder to stop than a idea whose time has come to pass! Funkadelic is wot (what) time it is!”.

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Las portadas de «Uncle Jam Wants You» y «Maggot Brain» aunque no tengan nada que ver con la funkadelia de Pedro Bell, al ser enteramente fotográficas, también configuran una parte muy importante del concepto visual de la banda. Lo que es cierto es que a partir de «Connections & Disconnections» (1981 · LAX Records), las portadas del grupo han pasado un poco desapercibidas, al menos no se tienen tan en cuenta al hablar del estilo de artwork funkadélico. La pérdida de Pedro Bell, verdaderamente dejó mella en el departamento visual.  Por lo pronto, ya se había dicho adiós al famoso logo en la portada de «The Electric Spanking Of War Babies» (1981 · Warner Bros) donde apareció por última vez.

Para muchos artistas, tanto la estética afro-futurista de Parliament la psicodelia de Pedro Bell, han sido fuente de inspiración. Cantantes como Erykah Badu e incluso Janelle Monáe han querido hacer honor a este estilo en los diseños de sus portadas. Georgia Anne Muldrow y Dudley Perkins también mantuvieron una estrecha relación con ese estilo funkadélico, gracias a las ilustraciones de Tokio Aoyama.

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Sería imposible abarcar en un solo artículo un análisis exhaustivo de cada una de las portadas de Parliament-Funkadelic, lo que sí sabemos es que el universo visual del P-Funk marcó un punto en la historia del diseño de artworks musicales; pocos grupos crearon una estética tan identificativa y poderosa a su alrededor. Así que, no te olvides…detrás de todos esos diseños siempre estará el Dr.Funkestein para recordártelo, el funk alienígena por fin ha invadido la tierra.

Texto por Victoria Gee

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